Hace un año, el mallorquinismo entraba en erupción. Un empate en Son Moix ante el Getafe el 12 de febrero de 2006 precipitaba la caída más inesperada, el fin deCúperismo. Incapaz de enderezar la situación, con el Mallorca anclado en la última posición de la Liga con sólo 19 puntos en 23 jornadas, Héctor Raúl Cúper arrojó la toalla. El técnico argentino optó por «echarse a un costado». Entonces, el club buceó en su pasado más glorioso y allí encontró a Gregorio Manzano (Jaén, 1956). Artífice del mayor éxito deportivo en la historia de la entidad -la conquista de la Copa del Rey en 2003- el técnico jienense acudía a la llamada de auxilio y aceptaba el reto. Hoy, 13 de febrero, Manzano cumple un año en el banquillo del Mallorca, 365 días de pasión con más luces que sombras y las mismas victorias que derrotas (14). No es habitual que un técnico celebre un aniversario en la Isla. De hecho, sólo Cúper y Manzano pueden presumir de haber cumplido un año natural en el banquillo bermellón.
Desde aquel 14 de febrero, día de los Enamorados, que supuso su presentación, el Mallorca ha evitado el riesgo. De hecho, Manzano sólo ha permanecido uno de los 37 partidos de Liga dirigidos en posiciones de descenso a Segunda División. Fue en su primera jornada, cuando asumió la batuta del Mallorca en la última posición. Sus triunfos en Málaga y frente al Real Madrid, en casa, le permitieron abandonar las posiciones de descenso. Desde entonces, jamás ha regresado al pozo. La pasada campaña evitó la caída en la penúltima jornada, gracias a un notable sprint final -sólo tres derrotas en sus quince partidos dirigidos-. En este curso, por primera vez en las últimas ocho campañas, el Mallorca ha cruzado ya el ecuador del campeonato sin haber desfilado ni una sola jornada por las cloacas de la clasificación.
Los números delatan cierta irregularidad, sobre todo en esta campaña. Ha dirigido 41 partidos oficiales, 37 de Liga y 4 de Copa, logrando catorce triunfos, trece empates y catorce derrotas. El balance goleador también denota la hemorragia defensiva. Después de convertirse en la anterior campaña en el segundo equipo menos goleado de la era Manzano -sólo encajó once goles en las quince últimas jornadas- y de iniciar este torneo como el conjunto defensivamente más seguro, el Mallorca se ha desangrado en el último tercio. El grupo balear ha recibido 46 tantos en 41 partidos, firmando 40. Suma 50 puntos en 37 partidos de Liga, una media que le permitiría amarrar la permanencia sin dificultades. Uno de los puntos negros de su travesía anual apunta directamente a la Copa del Rey. Aunque fue capaz de superar una eliminatoria, ante el Athletic de Bilbao, cayó frente al Deportivo después de un pésimo encuentro en casa (1-2). Su buen partido en Riazor (1-1) no le permitió continuar en esta competición.
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