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El grito de Toni Colom al cruzar la línea de meta del Port de Sóller lo decía todo. El ciclista de Bunyola volvía a ejercer ayer como uno de los grandes animadores de la Challenge Vuelta a Mallorca y firmaba su primera victoria enfundado en el maillot del Astaná como a él más le gusta. Con una exhibición de fuerza y ante los suyos.

El profesional mallorquín, que el pasado sábado sufría una caída que mermaba seriamente sus posibilidades, reconocía tras la carrera que el triunfo resultaba inesperado, pero que le ayudará a introducirse de lleno en la temporada con su autoestima por las nubes: «Esto no entraba en mis planes para este año, pero cuando uno acumula la rabia de haberse caído y de que las cosas no le salgan bien, siempre aprieta un poco más. Soy un ciclista muy combativo y por eso hay gente que ha empezado a llamarme el indio, ya que tanto en los entrenamientos como en las carreras soy muy guerrero», explicaba sonriente.

Colom confesó que a lo largo de la jornada sus fuerzas se habían resentido, pero que el desarrollo de la carrera y la actitud del pelotón le habían ayudado a salir del atasco en un momento decisivo. «Las sensaciones no eran buenas», apuntaba.