VALENCIA: Cañizares; Miguel, Albiol, Ayala, Moretti; Angulo (Joaquín m.76), Marchena, Baraja (Hugo Viana, m.38), Silva; Villa y Morientes (Vicente, m.66).
Cambios: Hugo Viana por Baraja, Vicente por Morientes y Joaquín por Angulo.
INTER: Julio César, Maicón, Córdoba, Materazzi, Maxwell (Grosso, m.74); Zanetti, Dacourt (Figo, m.63), Burdisso, Stankovic; Ibrahimovic y Crespo (Cruz, m.57).
Cambios: Cruz por Crespo, Figo por Dacourt y Grosso por Maxwell.
Àrbitro: Wolfgang Stark (GER). Amonestó por el Valencia a Cañizares y Angulo, y por el Inter a Ibrahimovic, Córdoba, Maicon y Materazzi.
Sergio Morro|VALENCIA
La 'vendetta' que solicitaba la afición valencianista en un mosaico al principio del partido se hizo realidad. El empate sin goles dio al Valencia la clasificación para los cuartos de final y de paso se cobró deudas pendientes ante el Inter de Milán.
Curiosamente, el mejor Inter de Milán que ha pasado por Mestalla en los últimos años quedó apeado ante un Valencia muy aplomado, aunque el partido acabó con un espectáculo bochornoso, con una monumental pelea, que comenzó con el argentino Nicolás Burdisso enloquecido, que quiso agredir a Carlos Marchena, y posteriormente hubo múltiples agresiones entre los jugadores.
Tras un primer aviso de los interistas, el Valencia reaccionó y dispuso de una doble ocasión protagonizada por David Villa y Fernando Morientes, pero ninguno de los dos acertó en el remate.
El Inter la tocaba mucho y con criterio, por lo que la defensa del Valencia se tenía que multiplicar para evitar que a Ibrahimovic y a Crespo le llegaran balones en condiciones. Baraja probó a Julio César de lejos, poco antes de la media hora, y ahí acabó el bagaje ofensivo local en la primera parte.
Una lesión muscular de Baraja en el tramo final del primer acto provocó la entrada de Hugo Viana y con el portugués al mando, el equipo valencianista comenzó a jugar con más criterio hasta al descanso, aunque el marcador no se movería y todo quedaba en suspense para la segunda mitad.
En la reanudación, ambos equipos le metieron una marcha más al partido. Stankovic metió el miedo en el cuerpo a Mestalla con un acrobático escorzo, pero el Valencia respondió con un remate de cabeza de Moretti con todo a su favor para marcar.
Mancini no terminaba de verlo claro y metió más madera: Julio Cruz y Luis Figo. El partido comenzó a transformarse y se puso como le gusta al Valencia, bueno para la contra, aunque con el peligro que siempre supone tener a un rival como el Inter buscando sin miramientos la portería rival.
La tensión en ambos equipos era tremenda. Marchena, soberbio en la medular, se erigió en protagonista cuando a un cuarto de hora del final evitaba el tanto italiano en la mismísima línea de gol.
El partido adquiría tintes de dramatismo, cada llegada del Inter ponía el corazón en un puño a la afición valencianista, que veía como una galopada de Joaquín no acababa en gol y en la ansiada tranquilidad que hubiera dado.
Cuando mayor era la angustia para el Valencia, los de Quique le dieron la vuelta al calcetín y dominaron los minutos finales, disfrutando de claras ocasiones para sentenciar, incluido un balón al palo de Marchena.
Al final pasó el Valencia, en medio de una algarabía que acabó con una reprobable pelea en el centro del campo, que llegó a trasladarse hasta el vestuario valencianista.
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