Juan Arango, ayer, en la ciudad deportiva de Son Bibiloni. Foto: MONSERRAT

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Arango vivirá el domingo (Anoeta, 17.00 horas) uno de los encuentros más especiales de su travesía europea. El venezolano disputará frente a la Real Sociedad su partido número cien como mallorquinista y sufrirá un contraste de sensaciones muy poco habitual en los jugadores de sus rasgos. El caribeño alcanza una cifra histórica que le consolidará como uno de los futbolistas más importantes que han pasado por el club durante el último lustro. Sin embargo, su actual situación no admite muchas celebraciones. Enfrentado a la grada del ONO Estadi desde el pasado domingo, la marca le sorprende en uno de los momentos más amargos de su carrera y aunque semana a semana lucha por reencontrarse con su versión más característica, su aportación sigue siendo mínima y, a los ojos del mallorquinismo, su compromiso con el grupo continúa de Manzano bajo sospecha.

Arango (Maracay, 1980) es el tipo más representativo de un vestuario que, desde la marcha de Etoo al Barcelona, echaba en falta a un jugador con cierto tirón en la pasarela de la Liga. De momento, su hoja de servicios y su carisma están a muchos kilómetros de distancia de los del camerunés, pero los números revelan que ha sido un jugador imprescindible para el Mallorca en estos últimos años de dura supervivencia. El zurdo debutó con el conjunto balear la tarde del 29 de agosto de 2004 y desde entonces ha acarreado con un rol muy especial en las filas mallorquinistas, en las que se instaló gracias a una carta de recomendación de Benito Floro que fue bien acogida por la secretaría técnica. Aunque se fue abriendo paso en el fútbol europeo de forma discreta, pronto se erigió en uno de los hombres básicos para la progresión de la escuadra isleña y el paso del tiempo no le ha arrebatado ese papel. De hecho, en su primer año en la Isla estuvo incrustado en el once titular desde la primera hasta la vigésimo novena jornada de Liga y sólo la brutal agresión de Javi Navarro le obligó a salir del terreno de juego. Reapareció cuatro semanas más tarde y fue un punto de apoyo esencial para el grupo en el milagro de la permanencia. Al año siguiente sus cifras engordaron aún más. Se perdió la primera jornada por sanción y después jugó de inicio hasta el final del torneo. La única excepción la vivió en La Romareda de la mano de Héctor Cúper, donde salió en el segundo tiempo desde el banquillo. En total, sólo se ha perdido seis partidos de Liga en dos temporadas y media como futbolista del Real Mallorca. Otra buena muestra de su importancia figura en la libreta de Gregorio Manzano. El actual técnico del cuadro rojillo ha recurrido a su clase en casi todos los partidos de su segunda etapa en la Isla y solo una inoportuna lesión le privó recientemente de redondear unos números espectaculares bajo la tutela del jienense.

Además, Juan Fernando Arango también ha tenido tiempo de poner su calidad al servicio del equipo en la Copa del Rey, una competición en la que amontona cuatro participaciones, aunque en ninguna de ellas ha podido estrenarse como goleador. En el capítulo realizador, el venezolano presenta una tarjeta adornada por 21 tantos, casi todos ellos de un alto valor deportivo para el cuadro bermellón. Firmó seis durante su toma de contacto con el campeonato, alcanzó el techo durante la temporada pasada (marcó once) y le ha puesto su firma a otros cuatro a lo largo del presente curso. Curiosamente, el equipo que ha sufrido más intensamente sus cualidades es precisamente el mismo con el que se topará el domingo: la Real Sociedad. Los donostiarras han encajado cuatro dianas (tres de ellas en un solo partido) a manos del caribeño.