Luis Aragonés saluda a Joan Llaneras, ayer en el Palma Arena. Foto: MIQUEL ÀNGEL CAÑELLAS

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Son Moix se prepara para vivir su día grande. Por primera vez en la historia, Palma abre sus brazos para acoger un partido oficial de la selección nacional. Después de tres amistosos, saldados con dos empates y una victoria de peso, la Isla entra en el escaparate mediático por la puerta grande, con un partido de clasificación para la Eurocopa'2008 que llega sin margen para el error. La expectación generada por la presencia de los internacionales no tiene precedentes y las previsiones más optimistas se han desbordado.

Ni siquiera la cita ante Alemania de hace cuatro años despertó esta pasión. Agotadas prácticamente todas las localidades, unos 23.000 espectadores asistirán en directo a un encuentro que marcará el destino del grupo y que tiene aspecto de plebiscito para Luis Aragonés (22.00 horas, ONO Estadi, La Primera). Después de la pírrica victoria ante Dinamarca y del posterior cruce de acusaciones entre Luis y sus jugadores, todo ha quedado nuevamente en manos de los números, algo en lo que España tiene déficit.

Por eso cada movimiento del técnico madrileño va a ser escrutado de forma especial, porque el entorno está irritado y apenas le va a conceder un margen de error. Una derrota ante Islandia puede sacudir con dureza el enésimo proyecto del combinado nacional. Una victoria, en cambio, le permitiría superar a Dinamarca en la tercera plaza, a la espera del duelo que hoy disputan en Belfast los líderes del grupo: Irlanda del Norte y Suecia.