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Fernando Fernández
Tras muchas décadas reinando e impartiendo magisterio en todos los rincones del planeta, el ciclismo mallorquín vive un día histórico, único, que marca un punto de inflexión para una modalidad que ha brindado catorce oros, cinco platas y dos bronces (gracias a Timoner, Llaneras, Alzamora y Miquel Mas) a lo largo de más de medio siglo de gloria que alcanza su punto álgido con la puesta de largo del Campeonato del Mundo de ciclismo en pista.

Un sueño que arrancó a finales de 2004 y hoy (10 horas) será una realidad palpable cuando el Omnium abra el programa de competición y a las 17 horas se lleve a cabo la ceremonia inaugural del evento, que cita a 301 ciclistas de 36 países en una instalación de vanguardia, un Palma Arena definido por el propio presidente de la UCI, Pat McQuaid, como «el mejor velódromo del planeta».

Tras dos años de obras y un milagro que se ha culminado con el alzamiento del pabellón -marco del Mundial de pista y futuro escenario de la sede del Eurobásket-, el Mundial 2007 echa a rodar con más acento mallorquín que nunca (sólo una decisión técnica ha dejado fuera a Miquel Alzamora) y con un nuevo reto en el horizonte de Joan Llaneras. El hexacampeón mundial quiere batir la marca de títulos que comparte desde 2006 con Guillem Timoner y convertirse así en epistard español más laureado de todos los tiempos.