Robredo, sexto jugador mundial, se mostró sensiblemente inferior al neoyorquino, especialmente después de perder una igualada primera manga cediendo su servicio en el juego decisivo. Una rotura de Blake con 5-4 a su favor que supondría el entierro de las opciones del español.
El de Hostalric, ausente en la primera eliminatoria de este año de la Davis, era una de las opciones más visibles del equipo nacional para no entregar la serie en la primera jornada, ante la previsible derrota en el dobles, pero no encontró argumentos para resistirse al poderío de Blake.
El americano estuvo contundente con su servicio y edrive, y sobre todo mentalmente más convencido de su triunfo, aunque la historia del partido empezó a escribirse en el décimo juego de la primera manga.
Hasta entonces Robredo había mantenido su servicio con más o menos suficiencia, y el partido era equilibrado. El catalán soportaba las embestidas del americano desde el fondo, aunque le faltaba consistencia con el revés. Blake tampoco se mostraba tan fino como lo haría posteriormente.
Y en ese décimo juego, el español entregó su servicio, Blake se creció ante la debilidad de Robredo, y el guión cambió. El neoyorquino intensificó su ofensiva, imponiendo ese ritmo vertiginoso que le gusta, y presionó el saque de Robredo hasta que el de Hostalric volvió a cederlo en el inicio del segundo set.
Blake se convirtió entonces en un jugador inaccesible. Robredo, sin golpes definitivos, sufría desde el fondo y no encontraba el camino para dañar el juego del tenista local. La consecuencia lógica fue la consecución del segundo set por parte del americano y la idea de sentenciar por la vía rápida en el tercero.
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