Su rendimiento es muy bueno, hasta el punto de que el equipo con él en el campo ha ganado en estabilidad en todos los sentidos. Manzano confía en él y también sus compañeros. Asociado con Ibagaza en la zona ancha del campo, Pereyra cumple con su cometido sin hacer mucho ruido, sin apenas darse notoriedad, haciendo un trabajo poco vistoso pero muy efectivo. «A mí nadie me ha regalado nada, ni cuando las cosas van bien, ni cuando van mal. Siempre lo que hago es trabajar, callar la boca y tirar hacia adelante», dijo ayer el centrocampista argentino.
Como todo jugador importante dentro en un vestuario, su futuro siempre suele estar sobre la mesa y el hecho de que finalice contrato en junio de 2008, es decir, la próxima temporada, motiva que su situación personal sea una de las que se deba estudiar cuando la permanencia esté asegurada. Su rendimiento parece haber convencido a los dirigentes del club que tienen decidido hablar con él para intentar prolongar su vinculación con la entidad balear.
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