Fernando Alonso ya es otra vez el líder del Mundial de F1. Para ello tuvo que dominar a placer (como a él le gusta) el Gran Premio de Malasia sumando su décimosexta victoria personal y la primera como piloto McLaren por delante de su compañero de equipo, el joven británico Lewis Hamilton, y el finlandés de Ferrari Kimi Raikkonen que fueron segundo y tercero respectivamente.
El triunfo de Alonso se fraguaba desde el mismo instante en que tras apagarse los semáforos era capaz de realizar una gran salida y emparejarse a final de recta con el Ferrari de Felipe Massa que era quién había obtenido la «pole position». El ovetense frenó más tarde y consiguió entrar por el interior obligando al brasileño a esquivar la maniobra y permitir que en ese hueco también entrara magistralmente un Lewis Hamilton que ya se había deshecho del otro Ferrari de Raikkonen.
«Ellos hicieron una gran salida y en la segunda curva tuve que frenar antes para evitar chocar con el coche de Alonso. Eso hizo que Hamilton encontrara un hueco para adelantarme» explicaba un Felipe Massa que desde ese instante sabía que su objetivo era dar caza a Fernando Alonso aunque no contaba con el escollo del novel Hamilton que no dudó ni un instante en cerrar todas las trayectorias posibles y provocando que el brasileño de Ferrari se viera forzado a arriesgar al máximo hasta que un error le enviaba fuera de la trazada perdiendo dos posiciones. «Vi que Alonso iba a escaparse y por eso intenté adelantar nuevamente a Lewis pero me fue imposible. Arriesgué al máximo y no funcionó pero si no lo hubiera probado seguro que me sentiría peor. Ahora debemos seguir trabajando y espero que la próxima semana volvamos a ser nosotros los que estemos por delante». Raikkonen que era el «invitado de piedra» a ese duelo vio como Massa era adelantado por el BMW de Heidfeld y se limitó a controlar las distancias con Hamilton pensando en el motor de su Ferrari que estaba mermado de condiciones tras una fuga de agua detectada en el Gran Premio de Australia.
Por delante Alonso iniciaba su cabalgada hacía la victoria con un pequeño susto: la radio de su McLaren no funcionaba. Fernando trataba de comunicarse con el muro de trabajo y no oía respuesta alguna. Fue el propio Ron Dennis el que en más de una ocasión se bajó de su butaca en la zona de trabajo y se acercó a pie de muro al lado del responsable de la pizarra de Alonso para seguir marcando indicaciones al piloto español que luchaba por abrir el mayor hueco posible con sus perseguidores antes de realizar el primer repostaje. «Apreté el botón para hablar con los ingenieros y no escuché nada», explicaba Alonso. «Me dieron todas las indicaciones con la pizarra y suerte tuve de eso. En mi primera parada pudieron solucionar el problema y luego todo fue más fácil».
Fernando hizo una carrera al sprint buscando un triunfo que le llenaba de alegría. Cruzaba la meta «bailando» su MP4-22 frente al muro de trabajo de McLaren en plena recta principal. Luego al llegar al parque cerrado volvería a «celebrarlo» a su estilo personal, con los gestos y muecas ya habituales el pasado año. Allí esperó la llegada del segundo clasificado, su compañero de equipo Lewis Hamilton, con el que se fundía en un abrazo entre saltos de alegría por parte de ambos ante la atenta mirada de Ron Dennis que no quiso perderse esa histórica ocasión.
«Es un momento inolvidable», comentaba el patrón de la escudería británica. «Ver a Fernando y a Lewis en el podio es la recompensa para todos los componentes del equipo que han trabajado muy duro para ello».
Tras las celebraciones en el podio, en las que Ron Dennis hizo mutis por el foro antes de la tradicional ducha de champagne y la cara de circunstancias de Raikkonen, tanto Fernando Alonso como Lewis Hamilton explicaron abiertamente sus impresiones.
«Esta victoria es muy importante porque me da motivación» comentaba Alonso. «He vencido en Grandes Premios en los últimos tres años con Renault y ahora también lo consigo con mi nuevo equipo y eso se lo debo a todos y cada uno de los componentes de McLaren que han trabajado muy duro a lo largo del invierno».
Para el actual líder del Mundial la carrera asiática siempre ha sido una de sus favoritas a pesar de las extremas condiciones que sufren los pilotos. «Hemos tenido mucho calor. En el interior del monoplaza se llega fácilmente casi a los 60 grados centígrados y eso no ayuda para nada. Mucho menos cuando con el esfuerzo físico tienes que beber el agua que llevamos en un pequeño depósito. Al principio en las vueltas iniciales aún está un poco fresca pero luego está hirviendo, es como si tomaras te caliente y la verdad no es agradable. Por suerte no tuve luchas en las que esforzarme en la recta final de la carrera y así no bebí más agua en esos momentos».
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