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Es difícil encontrar un partido entre Rafael Nadal y Carlos Moyà que se decida por la vía rápida. Y la final de la cuarta edición del Torneo Illes Balears-Copa Oxidoc no fue una excepción. El tenista manacorí hizo buenos los pronósticos y se impuso en un encuentro muy equilibrado (7-6, 3-6 y 6-1) que presenciaron alrededor de dos mil personas.

Han entrenado tantas horas juntos, que Nadal sabe perfectamente lo que va a hacer Moyà con la pelota antes de que golpee, y Moyà lee las intenciones de Nadal antes de que piense la jugada. Con estas premisas es extermadamente complicado sorprender al oponente, por lo que el partido se ve abocado a unas tablas que en un deporte como el tenis tarde o temprano tienen que romperse.

Por eso, la final del Torneo Illes Balears estuvo marcada por la igualdad. Nadal pudo cerrar la primera manga pronto, pero se la tuvo que adjudicar en el tie break (7-6). Moyà se encontró con una oportunidad para decidir el segundo set y no la desaprovechó (3-6). Y en el tercer parcial, emanacorí incrementó el ritmo y el palmesano no pudo seguirle (6-1).