Manzano, Mesquida y Arango, en un reciente entrenamiento del Mallorca. Foto: MONSERRAT

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La temporada está en juego. A falta de siete jornadas para que el campeonato se consuma, el Mallorca dispone de su primera oportunidad para cuadrar sus cuentas y olvidar sus preocupaciones hasta el curso que viene. El equipo de Gregorio Manzano, avalado por una impecable serie de resultados como local, irrumpirá esta tarde en uno de los escenarios más conflictivos de la Liga y lo hará con los músculos relajados, sin esa presión tan característica que había convertido en su compañera de viaje.

El Celta completará la final más plácida de los últimos tiempos y medirá el grado de tensión de un grupo, el balear, que quiere empezar a disfrutar del torneo y sus particularidades.

El Mallorca, pese a lo que indica la clasificación, llegó ayer a tierras gallegas con tres objetivos perfectamente marcados en su carpeta de asuntos pendientes. Así lo reconoció el viernes el propio Manzano, que destacó la necesidad de aparcar durante noventa minutos la relajación del vestuario con el fin de blindar los 42 puntos y darle el empujón definitivo a la permanencia.

Tramo complicado
El técnico jienense no olvida que el calendario le tiene reservado un tramo especialmente incómodo a partir del mes que viene y está ansioso por despejar de un plumazo las dudas y llegar al punto más extremo del torneo con el objetivo a cubierto. Será entonces el momento de mejorar los digitos más recientes y darle brillo a las estadísticas globales, pero siempre desde una perspectiva mucho más agradable.

El preparador bermellón prefiere alargar su discurso al margen de las rotaciones y ha convocado para el partido a toda la artillería pesada, a excepción del sancionado Jankovic y del defenestrado Tristán, que pasará el fin de semana en Palma ajeno a la enésima entrega de la carrera por la supervivencia. El de La Algaba ha perdido definitivamente el sitio en el banquillo y le ha cedido el testigo a Óscar Trejo, en una prueba evidente de que su segunda etapa en el club tiene fecha de caducidad. El argentino por su parte, va ganando terreno y en muchas de las quinielas aparece incluso como titular sobre el césped de Balaídos. Y es que la baja de Janko, unida a la duda de última hora de Jonás Gutiérrez podría propiciar una severa remodelación en el centro del campo que salpicaría también a la línea atacante. El Galgo entró al final en la lista, pero apenas ha trabajado durante la semana (no empezó a tocar balón hasta el viernes) por culpa de una contractura del músculo psoas ilíaco de la cadera derecha y estará entre algodones hasta poco antes del choque. Por si acaso, Manzano se ha llevado a un hombre de más a la ciudad viguesa y tendrá que realizar un descarte en el último momento.

En cualquier caso, el Mallorca esgrimirá sus argumentos más fiables para asegurarse la undécima presencia consecutiva en la elite del fútbol español. El más importante será sin duda su excelente nivel defensivo. Tras un par de meses de flaqueza y altibajos, el grupo ha recuperado la solvencia de su retaguardia y vuelve a ser uno de los invitados más inaccesibles del campeonato. Si es capaz de mantener esos rasgos, pondrá en su serio aprieto a su rival de esta tarde, que está obligado a multiplicarse porque su margen de maniobra se ha recortado peligrosamente. La presión se pondría entonces del costado balear y se convertiría en un aliado de lujo para dar el ansiado salto de calidad.

En el debe del conjunto bermellón se sigue echando en falta una pequeña dosis de regularidad. Por raro que parezca, el Mallorca es el único equipo de la Liga que todavía no ha hilvanado dos victorias consecutivas y el vestuario, herido en su orgullo, volverá a apelar a la autoestima para dejar obsoleto el dato. Además, tampoco sabe lo que es celebrar un triunfo lejos del ONO Estadi desde que sorprendió al Sevilla en el Sánchez Pizjuán. Fue el 14 de enero y desde entonces, colecciona cinco fracasos y un único empate, cosechado a base de esfuerzo y sacrificio en el Vicente Calderón.

Si el partido se presenta más cómodo que nunca para la escuadra mallorquinista, su oponente no tiene salida. El Celta sigue atascado en el vagón de cola a pesar del transcurso de las jornadas y el fantasma del descenso ha vuelto a instalarse en la caseta gallega.