Imagen panorámica del duelo entre Nadal y Federer disputado ayer en el Palma Arena.

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Hubiese sido más lógico que ganara Roger Federer, pero Rafael Nadal se adjudicó la batalla de las superficies (7-5, 4-6 y 7-6). El primer partido de la historia disputado sobre una pista mitad hierba, mitad tierra batida, se resolvió por un mal bote después de dos horas y media de juego. El duelo de los gigantes del tenis moderno se saldó con la satisfacción de los casi siete mil aficionados que llenaron las gradas, pero con poco tenis. Partiendo de la base de que el jugador que ocupaba la zona de tierra tenía una ventaja considerable, Federer salía como favorito porque se adapta mejor a la hierba y tenía más opciones de ganar juegos en ese lado. En una pista tan extraña, era importante hasta ganar el sorteo. Nadal lo ganó y eligió sacar desde la tierra batida: una buena decisión estratégica. Por un momento parecía que el partido iba a ser espectacular. Ver a Federer salvando botes extraños con la muñeca era un lujo, y el balear se movía como pez en el agua sobre tierra.

El mallorquín se encontró cómodo en la hierba y disfrutó de tres pelotas de break restando desde el césped. Aunque no consiguió la rotura (1-1), logró imponer su servicio desde la zona verde (2-1), un saque que le puso en ventaja porque al juego siguiente se imponía la lógica y Federer no conseguía mantener su servicio (3-1). Roger Federer es el jugador más habilidoso del mundo, pero no podía recuperar los botes irregulares de la hierba, y menos teniendo del otro lado de la red a Nadal jugando sobre tierra (4-1). Federer apeló a su superficie menos querida para recuperarse (4-3) y su saque le permitió equilibrar el primer parcial (4-4) cuando parecía que estaba en el bolsillo de Nadal. La falta de intercambios hacía el partido imprevisible. Los dos jugadores eran conscientes de que se tenían que jugar todas las pelotas que pudieran desde el lado de la hierba y el espectáculo sufría (5-5).

Nadal sumó cuatro buenos saques y ganó su servicio en el lado de la hierba en blanco (6-5) y desde la tierra volvió a romper a Federer. En la primera de las tres oportunidades que tenía de break controló el saque-red del suizo y le pasó con una derecha cruzada (7-5). Con el comienzo del segundo set llegó el mejor tenis de la exhibición. A Roger Federer no le sentó bien perder la primera manga y forzó con el resto, a pesar de estar en el lado de la hierba. Un break de inicio (0-1) le permitó tomar las riendas del partido, aunque Nadal también mostraba su mejor versión. El mallorquín firmó un juego sensacional sobre césped. Subió a la red, tiró buenos passings. El público se quedaba con la sensación de que había valido la pena pagar la entrada (1-2).