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Empieza lo bueno. Después de nueve meses de intensa competición, la Liga Española de Baloncesto (LEB) llega a su fase más decisiva, al lugar donde se oculta el verdadero tesoro de la categoría. En el caso del Palma Aqua Mágica, se trata también de la primera parada hacia un sueño. El conjunto que dirige Diego Tobalina, que ha tenido que sortear todo tipo de contratiempos para llegar con vida a este punto de la película, se sumergirá a partir de esta noche en una serie envenenada que le devolverá a un escenario maldito, el mismo en el que murió su anterior proyecto. Los celestes se la juegan ante un Climalia León en el que convive un grupo de jugadores de rango superior, que además llegan embalados al primer asalto de la cita (Palacio de los deportes de León, FEBTV, 20.45 horas).

El desarrollo de la fase regular ha limitado en exceso el margen de maniobra del Palma, que abrirá el segundo ciclo del curso ante un rival diseñado exclusivamente para el ascenso. El cuadro mallorquín salvó con cierto holgura su ingreso definitivo en eplay off y aunque pasó por momentos de apuro mientras se dirigía a la recta de meta, presume ahora de su nueva imagen y se aferra a ella a la hora de valorar sus opciones. El relevo en el banquillo y la llegada de Lou Roe, le han inyectado optimismo a la formación isleña que hoy aspira a dar un primer golpe sobre la mesa. Tampoco hay que olvidar que el duelo tendrá un carácter muy especial para ambos, pero quizás algo para el Palma, que todavía no ha olvidado el severo correctivo del año pasado: 3-0 (86-74, 71-69 y 67-73). De hecho, la palabra revancha es una de las más repetidas entre la expedición balear, que llegó ayer a León ansiosa por alargar su buen momento de forma a costa del «eterno candidato».

La confrontación entre baleares y leoneses es una de las más llamativas de todo el cuadro de eliminatorias, ya que cruzará los caminos de dos de las escuadras más potentes que habitan a día de hoy en la LEB. En el caso del Climalia, el salto de categoría se ha convertido casi en una obsesión. Apartado de la elite nacional durante años (su último paseo por las nubes se remonta a la temporada 1999-00), el grupo de Gustavo Aranzana no quiere ni plantearse la posibilidad de sufrir un nuevo fracaso y está dipuesto a exprimir al máximo la ventaja del factor pista. Y es que, tras un mes de marzo especialmente gris en cuanto a juego y resultados, los leoneses han recuperado la confianza y no rehuyen el papel de favoritos al valorar sus opciones de éxito.