25 de 33 en tiros de dos puntos, 12 de 33 en triples y 6 de 12 en tiros libres. 38 rebotes (26 defensivos y 12 ofensivos) y 24 faltas personales.
CLIMALIA LEÓN 66 (12+17+20+17): Juanjo Bernabé (15), Rick Hughes (14), Javier Bulfoni (9), Paolo Quinteros (0), Jaime Peterson (2), -cinco inicial- Orko Otegui (2), Stephane Dumas (10), Fran Baquer (2), Dani García (0), Lucho Fernández (10) y Terrence Leather (2).
16 de 34 en tiros de dos puntos, 6 de 18 en triples y 16 de 21 en tiros libres. 20 rebotes (17 defensivos y 3 ofensivos) y 17 faltas personales.
Àrbitros: Garmendia Zorita y Guillán Riveiro. Sin eliminados. Castigaron con falta doble a Leather y Roe y con antideportiva a Perico Sala.
Incidencias: Cerca de 3.500 aficionados llenaron Son Moix. Cuarto encuentro de la eliminatoria de cuartos de final de la Liga LEB. Catalina Cirer, alcaldesa de Palma, presidió el palco.
Fernando Fernández
Este Palma mete miedo. El León se acobardó ante un Son Moix a reventar y la serie alcanza un quinto partido en el que los de Tobalina tienen todas las de ganar. La presión pasa a manos de un Climalia sólido en su pista, pero acuciado por las urgencias históricas y por un oponente que ha ido a más, que ha sabido equilibrar un cruce que se puso cuesta arriba y que pasó por encima de Aranzana y sus hombres (92-66), a los que se les ha complicado la existencia en poco más de 96 horas. Más de lo que parece, pues Quinteros vio toda la segunda parte desde el banquillo y sus problemas musculares ya han encendido las alarmas.
Supo Tobalina enseguida que debía aplicar idéntica receta que el martes para mantener vivo el sueño de un Aqua Mágica que no tardó en mostrar sus cartas: defensa contundente y muñeca caliente. El 0-3 de salida fue un espejismo, la única ventaja de un León que jamás volvió a estar por delante. El rodillo balear empezaba a hacer efecto.
Mientras el Climalia acusaba el vértigo de un pabellón hostil, Tutt se encargó de enchufar al Palma al partido. La defensa celesta asfixiaba a un Climalia que no encontraba la forma de suministrar balones a sus interiores. Hughes estuvo desasistido, mientras que Massie, Roe y compañía se encargaban de dejar sin segundas opciones al León, inédito en el rebote ofensivo.
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