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C.M.O.|SANTANDER
1 de septiembre de 2002. El estadio de Son Moix desprende el aroma de las grandes ocasiones, el olor a fútbol de alto standing. Arranca el torneo con un rival de órdago, el Valencia de Rafa Benítez, campeón del curso anterior. Ahí abajo, en el túnel, un entrenador de Bailén se apresta a arrancar su cuarto proyecto en Primera División tras dirigir a Racing, Valladolid y Rayo Vallecano. Es el final de una semana taquicárdica. En los días previos, el técnico ha visto cómo el club traspasaba a Albert Luque al Deportivo. A cambio aterrizan en la Isla Pandiani y Turu Flores. De repente, los Leo Franco, Olaizola, Niño, Nadal, Poli, Lozano, Marcos, Campano, Novo, Riera y Pandiani aparecen por el túnel. Güiza, Paco Soler y Turu Flores desfilan durante el partido. El Mallorca cae 0-2 ante la decepción de la hinchada... Casi un lustro después, aquel técnico alcanzará su centenario en competición oficial como entrenador del Mallorca, un umbral redondo que con anterioridad apenas han podido traspasar Llorenç Serra Ferrer y Héctor Raúl Cúper.

El centenario de Gregorio Manzano ofrece números notables durante sus dos etapas. En su era inicial (02-03), Manzano condujo al Mallorca al techo con la conquista de la primera, y de momento única, Copa del Rey que luce en sus vitrinas. Además, enganchó siete victorias consecutivas, la mejor marca ganadora de toda su historia en la máxima categoría. Tras desfilar por el banquillo del Atlético de Madrid y Málaga, Manzano acudió al rescate del Mallorca en la recta final de la pasada campaña. Tomó las riendas de un equipo hundido, situado en la última posición de la tabla y con casi los dos pies en Segunda. Con su peculiar estilo, supo darle la vuelta al destino. El Mallorca sumó 24 puntos en las quince últimas jornadas del torneo y acabó celebrando la permanencia por todo lo alto.

En el presente campeonato, el grupo balear se comportó con una sorprendente soltura en el primer tercio -llegó a ser el equipo menos goleado de la competición-, se desmoronó a final de año -encadenó cuatro derrotas consecutivas a lo largo del mes de diciembre- para rebelarse en la segunda vuelta como el mejor conjunto local del campeonato: siete triunfos consecutivos en el ONO Estadi, su mejor racha en Primera División en 91 años de historia. Esa solvencia ante la hinchada, le ha permitido amarrar la continuidad en la elite a falta de cinco jornadas para la finalización del campeonato, superar incluso la puntuación de su primera etapa a estas alturas del curso y pelear por una plaza en competición europea.