El helvético, primer favorito, busca el que sería su quinto título consecutivo en el césped londinense, mientras que el jugador mallorquín afronta el torneo como la baza más importante del tenis español.
Esta edición, además, incorpora novedades extra deportivas: el All England Tennis Club empleará un sistema de reparto de premios igualitario entre hombres y mujeres, además de un espectacular sistema de medición, el «Hawk Eye» (ojo de halcón), para permitir a los jueces decidir las bolas conflictivas.
Sobre el césped, el suizo Roger Federer, número uno del mundo y tetracampeón de Wimbledon, no pierde un partido sobre la hierba de Londres desde que en 2002 cayera en primera ronda ante el croata Mario Ancic, ausente este año.
Aún así, soplan ligeros vientos de cambio. Desde el 2003 hasta el 2006, el tenista de Basilea venció consecutivamente en Halle, primero, y Wimbledon, después, un ritual que ha marcado cada año la supremacía del suizo en torneos sobre hierba.
Pero este año Federer ha faltado a su cita en Alemania. Pidió disculpas por no acudir, prometió que volvería en 2008 y alegó cansancio físico y mental después del Abierto de París.
El helvético continúa sin ganar en la arena parisina y ya lleva un parcial negativo de 8-4 contra el mallorquín, algo que está haciendo mucho daño en la cabeza de Federer.
El propio Nadal se ha sacudido la presión al declarar que no cree que se repita la final del año pasado. «Wimbledon es el Grand Slam que peor se me da», ha asegurado.
Son otros los que creen en las posibilidades del campeón de Roland Garros, como Manolo Santana, el único español hasta la fecha que se llevó el torneo de Wimbledon en 1966.
El alemán Boris Becker, jugador más joven en proclamarse campeón en estas canchas, declaró que es «sin duda el jugador del año» y que ahora «jugará mejor y con más confianza».
Tras haber trabajado el saque y con la confianza que otorga haber vencido a una máquina como Federer tres veces en el 2007, Nadal encabeza la legión de aspirantes a llevarse Wimbledon.
Tanta concentración mediática en los número uno y dos del mundo deja a un puñado de magníficos jugadores con mucho margen de acción.
Andy Roddick, finalista en 2004 y 2005 y vencedor cuatro veces en Queen's, se perfila como la alternativa más clara al suizo y el mallorquín, sin olvidar a los Berdych, Baghdatis y Hewitt y la armada de iberoamericanos como Fernando González y David Nalbandián.
Los británicos, un año más, cuentan con escasas posibilidades de disfrutar con sus jugadores y no ven a un tenista de las islas en la pista central desde 1938.
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