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Hace cuatro años, un grupo de empresarios hoteleros se sumó a la mallorquinización del Real Mallorca SAD con una aportación de 3'3 millones de euros a la Fundació «a fondo perdido», a razón de casi 700.000 euros por año. El convenio fue suscrito el 22 de septiembre de 2003, unas semanas después de que el grueso de las acciones pasaron de nuevo a manos mallorquinas tras casi una década en poder de la familia Asensio, con un plazo de duración de cuatro años que expira en las próximas semanas. Pues bien, la entidad balear quiere seducir de nuevo a los hoteleros para que se embarquen otra vez en el proyecto.

El grupo de empresas que tendió una mano a la SAD balear y realizaron ese donativo, según se desveló en su día, fueron Miquel Fluxà (Iberostar), Sebastià Escarrer (Sol Melià), Simón Pedro Barceló (Grupo Barceló), Bartomeu Estelrich (Grupotel) -estas cuatro cadenas han aportado 500.000 euros cada una durante estos cuatro años- Encarna Piñero (Soltur), Serafín Alaminos (Valentín Hoteles), Pedro Pascual (Viva Hoteles), Miquel Amengual (Mac Hoteles), Antonio Montaner (Prinsotel), Luis Carrasco (Palmira Hoteles), María José Hidalgo (Globalia), Llorenç Rosselló (del grupo de Jordi Rosselló), Pepe Luna (Esperanza Hoteles), Toni Coll (Intertur), J.A.Pujades (Eden Lago) y Peter Chisrfky (Arabella). Entre estos grupos existen empresas que han aportado 250.000 euros, otros 200.000 y el resto entre 30.000 y 100.000 euros.

En el club existe una gran ilusión por alcanzar un acuerdo con los hoteleros debido al prestigio que supone contar con el apoyo económico de unos empresarios tan reconocidos a nivel internacional.

En aquella ocasión, el capital fue destinado para que la Fundació Reial Mallorca adquiriera la Ciudad Deportiva Antonio Asensio y las participaciones de la entidad sobre el estadio Lluís Sitjar.

El entonces presidente de la entidad, Mateu Alemany, agradeció el apoyo de las empresas y cadenas hoteleras por sumarse al proyecto de mallorquinización en el que se había embarcado el club balear ese verano. Destacó la aportación «desinteresada y a fondo perdido» de los empresarios.

Aunque se especuló con la posibilidad de que algunos hoteleros entraran a formar parte del Consejo de Administración, estos optaron por ayudar a la entidad sin tener nada que ver con la gestión, apelando a su condición de empresarios.