Hasta 6 bolas de partido llegó a tener el mallorquín, 5 de ellas en la quinta reválida y una en el 7-6 detie-break para rubricar, finalmente, lo que llegó a convertirse en casi un purgatorio, al haberse previsto ese choque para el sábado y tenido, ya entonces, que posponer por la lluvia.
Tras este partido tan complejo, Nadal admigio que fue, quizás, el partido más duro que ha disputado en su carrera.
«Estoy muy contento con la victoria, pero lo más importante ha sido terminar el partido. Nunca hasta ahora habíamos tenido estas condiciones. Ha sido el partido más duro de mi carrera», indicó.
Nadal hizo balance de los cinco días que duró en total la contienda, que no pudo, siquiera, comenzar el pasado sábado, y a la que la lluvia obligó a ir posponiendo hasta ayer. «El sábado, voy a la pista y me quieren hacer jugar tres minutos cuando ya está lloviendo y con la pista que resbalaba. Es un poco increíble y que luego sigan teniendo el domingo de descanso. Pero es un torneo especial y hay que aceptarlo. Y luego, estos días han sido duros, hoy un poco menos, pero es difícil encarar y jugar un partido así», dijo.
Sobre Soderling, un rival que celebró con gestos poco decorosos los errores que cometía el zurdo de Manacor y que llegó a hacer burla a Nadal durante el partido, el español evitó hacer muchos comentarios, pero sí reconoció que lo encontraba «un chico extraño». «Es un chico extraño, porque yo le he saludado, a lo mejor, siete veces desde que estoy en el circuito, y no me contesta nunca. Pero he preguntado a otros jugadores y no es sólo conmigo», comentó. De la actitud del tenista nórdico en la pista, Nadal sólo señaló que «se ha visto lo que ha hecho: Me caigo, y ni viene a preguntar, se toca el culito, cosas que no vienen a cuento si un jugador es un profesional y es buena gente. Y lo ha demostrado durante todo el partido y también en otras ocasiones, hablando con otra gente del vestuario», comentó.
Previamente, al responder a las preguntas de los medios británicos, Nadal había comentado del comportamiento del nórdico que había sido «peor imposible, porque me he caído y él ni se acercó a la red y después cuando está tocando la red, cuando termino el partido, me da la mano sin casi mirarme. Esto no es normal. No es el mejor tipo del vestuario».
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