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Efe|MADRID
El Sevilla no tuvo demasiada suerte, en el sorteo de la tercera ronda de la Liga de Campeones, y se tendrá que enfrentar con el AEK Atenas de Serra Ferrer, mientras que el Valencia parece tener un rival más cómodo con el vencedor del choque entre los húngaros del Debrecen y el Elfsborg sueco.

Los sorteos dirigidos con cabezas de serie dejan poco espacio a la sorpresa, pero siempre hay rivales más o menos cómodos, más o menos apetecibles.
La pareja de baile del Sevilla es de todo menos atractiva. El AEK de Atenas es un equipo rocoso, duro, atlético y, por si fuera poco, entrenador por el mallorquín Lorenzo Serra Ferrer, perfecto conocedor de la plantilla y modo de juego de los de Juande Ramos.

Tras una larguísima temporada pasada llena de triunfos el Sevilla se ve obligado a comenzar de nuevo a tope, si es que quiere defender su suerte en la Liga de Campeones, en la competición con más glamour.

El Valencia tuvo más fortuna. Ni el Debrecen húngaro ni el Elfsborg sueco deberían ser un rival de entidad para los jugadores de Quique Sánchez Flores, aunque, como en todos los casos, no debería haber ningún tipo de confianza.

Los equipos españoles, además, deberán disputar los primeros partidos en sus respectivos feudos, lo que deja un poco menos margen de maniobra. Claro que si en la ida se acaba con un marcador abultado, el partido de vuelta puede tornarse uno más de la pretemporada para afinar la maquinaria.

De entre el resto de los enfrentamientos está claro que el Liverpool tampoco tuvo el santo de cara en el sorteo, porque tendrá que medirse al Toulouse francés, un equipo de entidad de una Liga de entidad.

El Toulouse-Liverpool junto con el Sevilla-AEK son precisamente las dos eliminatorias más atractivas, difíciles y complicadas para todos los protagonistas.