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Después del Mundial de ciclismo en pista, la primera edición de la Batalla de las Superficies y el Campeonato de España de gimnasia artística, el Palma Arena ya está a punto para recibir el Eurobasket. El encuentro amistoso entre España y Alemania será el examen definitivo para la instalación más vanguardista de Ciutat, una ubicación de referencia que seguramente irá ganando importancia y prestigio con el paso de los años.

El multiusos palmesano nació con el objeto de albergar grandes eventos y, de momento, su tarjeta de presentación es envidiable. Su bautismo se escenificó con motivo del Campeonato de España de ciclismo en pista Open, una prueba que abrió el camino de cara su primer gran examen, el Mundial de ciclismo en pista que se inició a finales del pasado mes de marzo. Eso supuso que durante los días previos a su inauguración las obras deparasen momentos de gran tensión, ya que fue necesario desplegar un enorme dispositivo humano por parte de la UTE responsable de la construcción del pabellón multiusos, formada por Fomento de Construcciones y Contratas y Melchor Mascaró. Cerca de 450 personas trabajaban en diversos turnos por espacio de veinte horas diarias para avanzar a toda velocidad hacia la conclusión de uno de los proyectos, a nivel de infraestructuras, más ambiciosos de la última legislatura en la Comunitat. Todo ello superando una larga serie de obstáculos que pasaban por retrasos en las licitaciones de las obras, problemas con el arquitecto que realizó el proyecto inicial y pequeños incidentes a pie de obra que definieron el nacimiento y la edificación del pabellón multiusos que debe marcar un punto y aparte en la historia del deporte mallorquín y balear. Una vez a punto y con el Mundial de pista en plena ebullición, el pabellón vivió momentos emotivos, ya que fue ahí donde Joan Llaneras conquistó la séptima medalla de oro de su carrera ante un público entregado.

La Batalla de las Superficies también atrajo en su día la mirada de casi todo el planeta deportivo por la vía del tenis. El duelo entre las dos mejores raquetas del mundo, Roger Federer y Rafael Nadal, sobre una novedosa cancha mixta devolvió las escenas de apuro a la instalación. El suelo de la pista central tuvo que someterse al delicado proceso de adaptación del espacio de juego y el recinto superó el trance con nota a pesar de que la plantación del césped generó más de un problema en las horas previas.