El Mallorca más castigado busca equilibrio

Los problemas del Mallorca han vuelto a rebelarse en masa. La herencia de la pasada jornada, que por sí sola ya era lo suficientemente nociva, se ha complicado con el paso de las horas y ha propiciado que el conjunto balear divise esta séptima jornada entre brumas. Y es que, además de quedarse sin principal baluarte ofensivo y su artillero de referencia, Manzano ha tenido que soportar que se le descosiera el once por los costados. Jonás, que llevaba seis días entre algodones como consecuencia de los golpes recibidos ante el Betis, confirmó ayer lo que ya había advertido el técnico y se quedó fuera de la lista por la persistencia de las molestias que sufre rodilla que padece, que no le impiden ejercitarse físicamente de forma individual pero sí la actividad con balón. Sin embargo, el jarro de agua helada lo derramó Héctor Berenguel, que se sometió a una serie de pruebas que descubrieron una afectación leve de las fibras musculares proximales en el bíceps del muslo derecho. El almeriense, que había sido un fijo en el lateral derecho desde el pasado mes de abril, tendrá que cederle momentáneamente el puesto al joven Francisco Molinero, que todavía no ha debutado como rojillo en partido oficial. Sin quererlo, el toledano se ha encontrado con una oportunidad de oro para llamar la atención.

El que sí que estará hoy en el césped de Son Moix es José Carlos Nunes, que ha mejorado de su contractura en los isquiotibiales derechos. Le tocará ejercer como referente en la zaga y proteger a David Navarro en su proceso de adptación al once.

Por lo demás, la gran noticia del fin de semana es la primera convocatoria de Emilio Nsue, que se olvidará de sus compromisos con el filial para esperar en el banquillo la gran ocasión de su vida. La joya de Son Bibiloni centrará la atención de los focos y dependiendo del color que adopte el partido, el público reclamará su presencia sobre el tapete. Los que también han vuelto a la lista de convocados son Iván Ramis, Óscar Trejo y el Chori Castro.

El Getafe, por su parte, acude a Palma desesperado por recuperar el aliento liguero. El conjunto azulón viene de cuajar dos actuaciones impresionantes ante Valencia y Real Madrid, pero su mochila sigue vacía. Desde que partió la nueva travesía, sólo ha sido capaz de arañar dos empates y ocupa un alarmante penúltimo puesto, únicamente aliviado por su excitante debut en Europa. Sin embargo, el esfuerzo del pasado jueves, cuando tuvo que recurrir a la prórroga para aniquilar al Twente, podría pasarle factura ante el Mallorca. Para colmo, Laudrup también maneja un ramillete de bajas que no le ayudarán a maniobrar libremente. El técnico danés no podrá contar con el argentino Cata Díaz, ni con los tocados Pablo Hernández, Mario Àlvarez, Cosmin Contra y David Cortés. Los jugadores madrileños ya han reconocido públicamente que se enfrentan al partido más importante de la temporada. Es su primera final.