El presidente del Govern, Francesc Antich, y el conseller d'Esports i Joventut, Mateu Cañellas, examinaron ayer las instalaciones del Palma Arena y pasaron revista al sobrecoste generado en un recinto cuyo precio final ha sido superior a los 90 millones de euros cuando el inicial era de 47'7. Los dos dirigentes lamentaron los problemas que han heredado de los gestores que les precedieron y mostraron su intención de regularizar la situación en la que se encuentra el recinto para sacarle el máximo rendimiento.
Mateu Cañellas cifró en 90.664.704 euros el coste final del Palma Arena. El conseller afirmó que el precio inicial de la obra era de 47'7 millones de euros y se ha generado un incremento del coste inicial del 81%. La Conselleria ha puesto en marcha una auditoría técnica en conexión con las empresas que trabajaron en la construcción de la instalación y ha puesto en manos de los servicios jurídicos una situación de sobrecoste que supera con creces el 20% que estipula la ley para los casos de obra pública.
El conseller d'Esports i Joventut afirmó que están pagados 41 millones y que faltan por pagar otros 49. «Hay una parte licitada de 47 millones y la parte no licitada pasará a los servicios jurídicos», adelantó Cañellas, que advirtió que la principal preocupación pasa por rentabilizar una instalación con la que se pierde dinero cada día que pasa cerrada.
Según comentó el conseller d'Esports los 43 millones no licitados corresponden a modificaciones genéricas que se realizaron en el Palma Arena, pero no concretó las partidas a las que corresponden. Cañellas aseguró que siguen realizando un examen del recinto para valorar posibles mejoras.
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