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Efe|BARCELONA
El Barcelona se regaló ante el Betis una cómoda victoria (3-0) con goles de Henry y Ronaldinho, protagonistas de la vuelta de su equipo a sus esencias, un fútbol fluido que recordó al de las noches más brillantes del Barça.

Henry firmó el primer gol, el más complicado en partidos así. La jugada fue un monumento al juego colectivo, el toque y el pase al espacio, seña de identidad del Barcelona desde la época de Cruyff y símbolo de los grandes éxitos del club. Resumió lo mejor del Barça, su capacidad para asociarse y su vocación puramente ofensiva. De Thuram a Henry, pasando por Valdés, la pelota recorrió todas las líneas con una limpieza impecable.

Del Betis apenas hubo señales en el Camp Nou. Se trata de un equipo sin sustancia, con ciertas puntas de inspiración, pero falto de espíritu. Y sobre todo, de gol. Tan sólo contó una aproximación de Pavone. El argentino dispuso de un disparo franco, pero se complicó la vida buscando un recorte innecesario.

El equipo de Cúper intentó cortar las líneas de pase del Barcelona. Juande, Rivera y Somoza se afanaron en taponar a Touré, Iniesta y Xavi. Cumplieron en los primeros minutos, pero su equipo se venció de mala manera cuando Henry marcó. A partir de entonces, el equipo azulgrana caminó dulcemente hacia los tres puntos.

Para el Barcelona, la victoria trajo consigo otra excelente noticia. Ronaldinho volvió a marcar, y por partida doble, esta vez de falta directa, por segundo partido consecutivo, un detalle impensable hace apenas un mes. Su presencia en el juego remitió a la de sus mejores días. Transmitió alegría al equipo, firmó dos tantos y abandonó el campo aclamado por la grada. Como en los viejos tiempos.

Para el Barcelona, el partido dejó una extraordinaria sensación, que tiene que ver con su frente de ataque: coincidieron en el campo Henry, Ronaldinho y Messi en estado puro. El Betis juega otra Liga. Le urge recuperar el gol, como le urgía al Barça recuperar sus señas de identidad.