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Todo estaba preparado para que Jorge Lorenzo brindara a su idolatrada afición una celebración a la altura de la victoria que, a ella, a su equipo y a Aprilia quería brindarles. El ritmo en los entrenamientos invitaba a ser optimista, pero el bicampeón del mundo no pudo tener una despedida más discreta de la categoría que le ha hecho grande. Los problemas en el cambio de su moto, ya desde el warm up, agravados por el desgaste de las gomas, acabaron por liquidar las ilusiones del balear por conseguir superar el récord de puntuación de Katoh y Pedrosa y el de victorias de Aspar. Otros retos frustrados tras arrebatarle Kallio la pole oscurecen un poco más un fin de semana que debía ser un homenaje al mejor piloto que ha contemplado la cilindrada en el último bienio.

La maldición de Valencia se extiende en el tiempo y el salto a MotoGP se produce con el gusto dulce del título, pero con la cuenta pendiente de cerrar su etapa en el cuarto de litro haciendo sonar el himno español. La era MotoGP, a los mandos de una Yamaha y puede que en solitario, ya que la lesión en la mano y la prohibición de Michelín de probar los nuevos Bridgestone puede hacer que Rossi no esté el martes y el miércoles en Cheste, arranca oficialmente y atrás queda un periplo glorioso, pero con un epílogo que merece pasar página. El martes, a eso de las dos de la tarde, Jorge cabalgará sobre una 800. Un día histórico para el deporte balear.

Y eso que la cosa prometía. Pese a que la pole se la llevó Kallio, Lorenzo supo defender su buen ritmo a lo largo del fin de semana y desde la segunda plaza supo imponer sus galones. En el primer giro (curva Aspar), y pese a salir agazapado en el habitual pelotón del primer golpe de gas, se situó primero el pupilo de Dani Amatriaín. Con Barberá a rueda y Dovizioso en plena remontada (de décimo a tercero), Jorge tiró pronto y apenas encontró resistencia. Las KTM parecían no responder y algunos ya adivinaban la victoria del balear. Kallio fue el primero en dar señales de recuperación, escudado por un De Angelis que no iba a dejar escapar la oportunidad de reeditar el triunfo de 2006.

Rodando en 1:36 altos, Jorge realizó la primera criba de entidad. Delante quedaban él, Dovizioso, De Angelis y Kallio. No había nada decidido, porque el finlandés iba batiendo vueltas rápidas de manera acelerada hasta llegar a firmar un nuevo récord (1:35.659). Fue De Angelis el que encendió la luz de alarma. En la curva de la Afición le rebasó y desde ese momento, Jorge no volvió a ser el mismo. La Aprilia perdía fuelle y el cambio se convertía en un dolor de cabeza añadido a los rivales. Dovizioso y Bautista eran los siguientes en pasarle. Mal pintaban las cosas para batir la marca de puntuación incluso de Pedrosa (le bastaba ser tercero). Kallio se unió a la fiesta y Jorge se hundía en 1:37 altos, perdiendo segundo y medio sobre sus adversarios. Hasta Debón adelantó el relevo en el equipo Fortuna. Simón y un Simoncelli que incluso se había salido de la pista precipitaban en el abismo a Jorge, apostado en un octavo puesto que sembraba las dudas.

De Angelis no aflojaba y otra vez Bautista pagaba su táctica arriesgada yéndose por la gravilla a siete vueltas. Por entonces, Lorenzo ya era uno más, poco habitual en el número uno. Debón y Dovizioso animaban la puja por el tercer peldaño y Kallio estrechaba el cerco sobre un De Angelis al que le pudo la presión. A dos vueltas, el finlandés daba la vuelta a la carrera, mientras Debón se aferraba a su primer podio mundialista (con 31 años), tirando del mismo a Dovi. En la puja final, Kallio sumaba su segundo triunfo, y frustraba el esfuerzo de De Angelis, segundo a la postre.

Lorenzo optó por no arriesgar sabiendo que el martes le espera la M1. No había nada en juego, pero él quería brindar a los suyos la última alegría, la última celebración en dos y medio. Desde la séptima plaza celebró como suyo el tercer lugar de su amigo Debón y pasa página a un Gran Premio y un fin de semana en el que la fortuna le fue esquiva en el momento menos oportuno. Una anécdota como cierre de una etapa sobresaliente. Como muestra, los 52 puntos que en la general saca a Dovizioso o los 77 respecto a De Angelis. Jorge ha ido sobrado, pero le faltó la guinda. ¿Tal vez sea en MotoGP?