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Lluís Orfila |MÀLAGA
Si el pasado curso un triunfo en Málaga relanzó las opciones de permanencia hasta el infinito, en el actual, la capital de la Costa del Sol volvió a ejercer de bálsamo para un necesitado ViveMenorca. Amparados en las prestaciones interiores de su remozado juego en la pintura, el grupo de Ricard Casas dio cuenta de un desconocido Unicaja y estrenó su hoja de triunfos en un Martín Carpena que adquiere visos de pabellón talismán para los isleños.

Pero no sólo de Varda y Shirley vivió el Menorca. Marinovic, inconmensurable, se erigió en máximo anotador, mientras que Stojic empieza a reencontrarse con su mejor versión. De hecho, fue el capitán, deseoso por rehabilitar su imagen, quién comandó los primeros ataques del ViveMenorca.

Un par de penetraciones del potente escolta croata permitieron al conjunto de Casas sumar los primeros puntos (6-4). Inédito Bazdaric hasta entonces, Cazorla saltó a pista, del mismo modo que lo hicieron instantes después Shirley y Varda, dando ambos rápida réplica al intento andaluz por abrir brecha en el luminoso (17-9, con Kus y Gabriel certeros desde lejos), pasando a ser los isleños quienes tomaron la iniciativa en el marcador al poco de inaugurarse la segunda manga (17-22 tras dos triples del pívot serbio y uno de su compatriota Marinovic, que lideraron un parcial de 0-13).

Se envalentonó el cuadro menorquín. Varda y Shirley dominaban en la pintura, y sólo el desigual criterio de los jueces posibilitó a Unicaja mantenerse en el partido. Eso, y las prestaciones de Carlos Jiménez. Sentado el ex yugoslavo con tres faltas y el americano por necesidades de descanso, recuperó el dominio el grupo de Scariolo (27-22). Sin embargo, un entonado Bazdaric (5 puntos consecutivos) y un constante Marinovic edificaron un parcial de 2-16 sobre el que los de Casas plasmaron su máxima ventaja hasta entonces (29-38). Un arranque de casta de Cabezas permitió enjugar, en parte, la inferioridad de los suyos antes del intermedio (34-38).

Por similares parámetros se significó la apertura del tercer cuarto. El Menorca, muy suelto y con una fluidez ofensiva digna de mención, respondió con celeridad a los cuatros puntos de Santiago, situando una ligera brecha. Trató de reaccionar el equipo malagueño, lográndolo momentáneamente, pero la jerarquía de Varda causaba estragos. Stojic alargaba el parcial, y el Menorca se iba de doce (56-68 restando ocho minutos). Una serie de genialidades de Marinovic estiraron la diferencia rozando los veinte y ya poco o nada pudo oponer un Unicaja abucheado por su propia hinchada.