Gabor Talmacsi, Casey Stoner y Jorge Lorenzo, los tres campeones, posan en Cheste. Foto: FERNANDO FERNÁNDEZ

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Fernando Fernández|VALENCIA
Mucho han cambiado las cosas y a toda velocidad ha evolucionado un Jorge Lorenzo que en Valencia, un escenario sinónimo de cambio, ha echado el cierre a tres años que jamás podrá olvidar. Y es que ha sido en 250 centímetros cúbicos donde se ha granjeado el respeto de la parrilla, ha hecho realidad su sueño de ser campeón del mundo (además, por partida doble), y ha seguido coleccionando esos récords que tanto le gusta almacenar en su currículo. Desde su primera experiencia a los mandos de una Honda en invierno de 2004 hasta su debut oficial, un 10 de abril de 2005 en Jerez, precisamente el escenario de su bautismo con 15 años y 1 día, el piloto del Fortuna Aprilia, ahora ya de Yamaha ha vivido experiencias de todos los colores. Desde triunfos espectaculares como el de Jerez 2006 o recitales como el de Australia hace unas semanas, hasta la doble sensación de tocar el cielo en Cheste y Sepang. Todo ello aderezado por celebraciones de todo calibre y adecentadas por un atrezzo que le ha hecho ganarse la simpatía de unos y agrandar la manía de otros, cada vez menos.

Después de dos temporadas (2006 y 2007) de insultante dominio e intensos pulsos con Andrea Dovizioso, el rey Jorge abdica y abre la veda. Con apenas veinte años, ha entrado en los anales y ahora se inicia la carrera por sucederle, porque mejorar o igualar sus registros se antoja como una misión compleja.