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Fue el de ayer uno de esos días que uno congela en la memoria. Ataviado con un disfraz de ganador, el ViveMenorca sacó a flote un partido imposible, histérico. Lo hizo gracias a un triple con falta en el último segundo de Marinovic, pero eso no fue más que el final de la escena. Antes había remado Guzmán, y Stojic se había vaciado. Shirley había intimidado a Borchardt, y Moss había tenido la fe necesaria. El grupo de Ricard Casas se ajusta ante su hinchada a eso que tantas veces pide el técnico: deseo, sacrificio, pasión, trabajo... Y esa ecuación siempre suele ser muy rentable (78-77).

El ViveMenorca nació con la defensa bien abrochada y un Stojic estelar. El grupo de Casas se cerró bien sobre Borchardt, con Moss muy agresivo en el rebote y las ayudas funcionando. Eso le dio un aspecto muy agradable al equipo, que firmó un buen inicio. Moss sacaba a Borchardt de la zona y Marinovic martilleaba desde el perímetro (13-7). El Granada trató de cerrar la herida con balones al poste, y allí siempre encontró a Borchardt. El pívot de Bufalo ayudó al conjunto de Valdeolmillos a corregir su mal arranque; sus puntos y una antideportiva a Varda estrecharon la cita (15-14).

Pese a que Gianella se había ido al banco por faltas y a que Stojic seguía encontrando fugas en la defensa andaluza, los foráneos mejoraron con la segunda unidad. Un par de suspensiones de Udrih y la insistencia de Borchardt alteraron la dinámica del encuentro, a pesar de que el Menorca logró resistir hasta el cierre del primer acto (22-18).

Con todo, daba la impresión que el Granada emergía y el pico de rendimiento le llegó al inicio del segundo cuarto. Con los plomos del ViveMenorca fundidos, el grupo de Valdeolmillos selló un parcial de 0-13 que zarandeó a los de Casas. Mendiburu no encontraba la clave, Stojic estaba agotado y el banquillo del Granada apareció. Gianella, Cherry y, sobre todo Page, le dieron otra dimensión al equipo granadino, que rajó el choque. De los interiores del Menorca no había noticias (22-29).