Todavía desubicados, incrédulos e intentando digerir la cancelación del Dakar aterrizaron ayer en Palma Toni Manresa y Miquel Ramis. Los dos mallorquines enrolados en la gran aventura africana advierten del final de una etapa en el raid más duro y emblemático del mundo y ahora analizan las pérdidas que se han sufrido en una carrera que reconocen herida de muerte.
«Al Qaeda ha matado el Dakar y ha sentado un precedente terrible por la fuerza que les ha dado la suspensión», señalan los isleños, que creen que la decisión se estaba gestando desde días atrás. «Por la mañana ya se rumoreaba y una vez que ha pasado todo te das cuentas de muchos detalles que ahora tienen más sentido como la ausencia de los médicos en las verificaciones, la presencia de Servià en la frontera de Marruecos o el hecho de que haya dos vehículos desaparecidos. No fue una decisión de un día para otro», afirma Manresa.
Pese al desencanto de perder casi un año de trabajo y no saborear el paseo por el Lago Rosa los dos coinciden en señalar como acertada la decisión de suspender la carrera por motivos de seguridad. «Se podría haber optado por cambiar el recorrido y hacer más kilómetros por otras zonas. Hay más rutas previstas que se podrían haber utilizado, pero todo es tan inseguro que no se podía entrar ni en Marruecos. La red terrorista puede llegar a todo el norte de Àfrica y podría haber actuado en cualquier lugar», manifiesta Manresa.
El máximo responsable de la organización Ettienne Lavigne adelantó que habrá una nueva edición en 2009, pero Manresa y Ramis creen que el Dakar «ha muerto». «No se puede trasladar ni en tiempo ni en lugar. Por fechas está fijado a principio de año cuando no están en marcha otras grandes competiciones y si no se va a Àfrica no se puede encontrar otro escenario igual, porque en Sudamérica se dispara el gasto y no tiene la tradición necesaria para la gran mayoría de equipos que son europeos», opinan.
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