La duración del encuentro (3 horas y 54 minutos), insólita en un partido al mejor de tres sets, proclama la igualdad que presidió el juego de principio a fin y el carácter irreductible de ambos jugadores, que se ganaron una cerrada ovación del público al final de la contienda.
Nadal disputará hoy la final ante el ruso Mikhail Youzhny (12.30 horas).
El choque entre Nadal y Moyá no defraudó las expectativas y desde la primera manga, que duró una hora y doce minutos, fue una exhibición de buen tenis entre dos jugadores que se conocen a la perfección y que presumen de su amistad.
Nadal, que había comenzado el set con un contundente primer servicio (llegó a rozar el 82 por ciento de efectividad), comenzó a ceder terreno en esta parcela hasta rebajar las estadísticas a un 68 por ciento. Mejor, en el resto, Moyá se hizo con la primera manga por 7-6 (3).
La segunda discurrió por los mismos cauces de equilibrio y se resolvió igualmente en el desempate a favor de Nadal.
En el tercer set el partido se le puso de cara a Moyá (5-3) pero entonces Nadal sacó su casta de luchador infatigable y en el décimo juego del set decisivo, después de salvar un nuevo punto de partido, igualó a cinco y luego se puso delante (6-5). Tras apuntarse Moyá el juego con su servicio, el tercer set, y el partido, se iba a resolver en el «tie break».
En el momento supremo, la moral de Moyá y sus fuerzas físicas se resintieron frente a un resucitado Nadal que le pasó por encima sin contemplaciones: 7-1.
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