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Tolo Jaume El Open de Australia calienta motores y en las entrañas de Melbourne Park, donde ya se celebra la ronda previa, Rafael Nadal intensifica su puesta a punto con las cábalas para apoderarse del número uno como gran aliciente de la cuenta atrás hacia el primer grande del año.

El tricampeón de Roland Garros ha preparado a conciencia la cita y como suele ser habitual en vísperas a los «grandes» ha preferido eludir su presencia en los torneos que se disputan en la semana previa. El mallorquín ha optado por ejercitarse el máximo de horas posibles sopre el escenario en el que tratará de hacer tambalear el reinado de Roger Federer y desde ayer lo hace bajo la batuta de Toni Nadal, que se ha desplazó días atrás para unirse al número dos del mundo en la preparación del evento.

Tras haber conquistado tres Copas de los Mosqueteros en París y haber disputado dos finales consecutivas en Wimbledon, el manacorí quiere dar un salto de calidad en el Open de Australia, donde su mejor resultado en sus tres participaciones es los cuartos de final alcanzados en 2007. Sólo un sorprendente Fernando González le apartó de la carrera por la victoria el año pasado y hoy aguarda al sorteo para valorar sus opciones de repetir en la segunda semana de competición.

Más allá de que el primer puesto del ranking mundial no sea una obsesión para Rafael Nadal, el Open de Australia representa la primera oportunidad matemática de desbancar a Roger Federer, que defiende el título conquistado el año pasado y pone en juego su hegemonía en las antípodas después de haber ganado tres de las últimas cuatro ediciones del torneo que arrancará el lunes.

El tenista mallorquín iniciará la competición con una desventaja de 650 puntos en la lista de entradas y defiende los 250 sumados en el anterior ejercicio al llegar a cuartos, mientras que Roger Federer defenderá los 1.000 que confiere la victoria final.

Nadal será número uno del mundo si gana y el suizo no llega a semifinales o si es finalista y el tenista suizo no alcanza la tercera ronda. También podría darse la circunstancia de un empate si Nadal gana el torneo y Federer cae en semifinales, pero dicha situación dejaría al helvético por delante.

Nuria Llagostera ha disputado esta madrugada su clasificación para la última ronda de la fase previa del primer grande de la temporada. La mallorquina, que inició la temporada 2008 alcanzando la segunda ronda del torneo Hobart en Australia cayendo a manos de la rusa Elena Vesnina, se deshizo en su primer compromiso en Melbourne Park de la tenista japonesa Kumiko Ijima al imponerse con claridad por 6-2 y 6-3.

Emmanuelle Gagliardi es el penúltimo obstáculo de la tenista de Cala Millor antes de acceder al cuadro principal del Open de Australia. Nuria Llagostera sólo se ha enfrentado en una ocasión a la tenista suiza y el único precedente sonríe a la jugadora helvética, que salió vencedora del duelo que protagonizaron ambas en el torneo de Palermo en el año 2004, aunque cabe destacar que el triunfo fue para Gagliardi en tres mangas y sobre tierra batida.

En caso de salir victoriosa Nuria Llagostera tendría que disputar un último encuentro de la ronda previa antes de asegurarse su presencia entre la élite. En caso de triunfo sobre la suiza, la tenista mallorquina tendrá como rival a la vencedora del partido que ha enfrentado esta madrugada a las rusas Ekaterina Ivanova y Alina Jidkova.

En otro orden de cosas, Carlos Moyà ya se encuentra en Melbourne ultimando su puesta a punto para entrar en acción en el Grand Slam australiano. El palmesano llega al primer grande después de haber alcanzado las semifinales en el torneo de Chennai y haber caído en la segunda ronda del torneo Sydney. El que fuera número uno del mundo regresa al escenario donde saltó a la fama en 1997 al alcanzar la final ante el estadounidense Pete Sampras y lo hace tras haber puesto de relieve unas buenas prestaciones en La India y Australia.

El palmesano, que partirá en el sorteo del cuadro individual como cabeza de serie número dieciséis, afronta su undécima participación en el Open de Australia y tratará de sobreponerse de su temprana eliminación en Sydney. Moyà, que no pudo repetir su presencia en la final que disputó ante James Blake en 2007, cayó en la segunda ronda ante Agustín Calleri pagando caro el esfuerzo realizado días atrás en su partido ante Nadal en Madrás, donde el manacorí se impuso en unas semifinales de alto voltaje que se resolvieron en tres tie breaks.