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Fernando Fernández Finiquitado el primer tramo del curso regular, la embajada mallorquina en la LEB Oro vive sus momentos más convulsos. Acostumbrados a moverse por la zona noble desde que Palma e Inca conviven en la categoría de plata, el curso más difícil se desenvuelve entre un futuro plagado de incertidumbre y un presente que incita a reflexionar. El plan de fusión de los principales exponentes del deporte de la canasta planteado por el Govern se presume como el salvavidas de dos proyectos que deportivamente se agotan y buscan evadirse de un presente complejo y que pasa por un balance preocupante. Más cuando el cierre de la primera vuelta dejó dos derrotas de las que duelen. Los de Ciutat fueron sonrojados (85-58) por un Burgos que no sabía hasta el viernes lo que era ganar en El Plantío, mientras que el Inca daba un gran paso atrás en Gandía (91-81). Los de es Raiguer transitan por la zona de descenso directo y el cinco celeste notan muy cerca la amenaza del furgón de cola. La marcha de Roe y de los espónsors, la dinámica de ambos equipos y los problemas de instalaciones (Son Moix y Palma Arena) han marcado un primer tramo en el que el baloncesto mallorquín reivindica un cambio radical, aunque la salvación es clave para seguir soñando con la ACB.

Pese a que el curso arrancaba con sendas victorias, no había buenas noticias en los primeros compases de la temporada. Una hepatitis dejaba fuera de combate a Joan Riera y un Bàsquet Inca sin patrocinador y al límite en lo económico se veía obligado a buscar en el mercado. Marciulionis era el recambio, pero la reacción no llegaba. Kornegay apuntalaba la pintura palmesana, pero dos rachas negativas devolvían al pozo a Inca y Palma. Entre medias, los de es Raiguer acusaban la ausencia de un patrocinador principal, que condicionaba el curso y el futuro a corto y medio plazo del equipo profesional. Con 2-3 y 1-4 concluía el primer tramo. Después de más de un mes, los gualdinegros volvían a ganar en Melilla y el estreno del Palma Arena daba vida a un Aqua Mágica que sellaba su triunfo más contundente ante La Laguna (99-77). Entre medias, Rocchia se rompía y Roe no acababa de salir de la lesión que condicionó su pretemporada.

Pese a que el curso arrancaba con sendas victorias, no había buenas noticias en los primeros compases de la temporada. Una hepatitis dejaba fuera de combate a Joan Riera y un Bàsquet Inca sin patrocinador y al límite en lo económico se veía obligado a buscar en el mercado. Marciulionis era el recambio, pero la reacción no llegaba. Kornegay apuntalaba la pintura palmesana, pero dos rachas negativas devolvían al pozo a Inca y Palma. Entre medias, los de es Raiguer acusaban la ausencia de un patrocinador principal, que condicionaba el curso y el futuro a corto y medio plazo del equipo profesional. Con 2-3 y 1-4 concluía el primer tramo. Después de más de un mes, los gualdinegros volvían a ganar en Melilla y el estreno del Palma Arena daba vida a un Aqua Mágica que sellaba su triunfo más contundente ante La Laguna (99-77). Entre medias, Rocchia se rompía y Roe no acababa de salir de la lesión que condicionó su pretemporada.

Llegaba diciembre y apenas cambiaba el panorama. El Inca arranacaba ante el Tenerife, pero seguía abocado al penúltimo puesto. Stacey llegaba en pleno parón navideño para detener la sangría y Riera retornaba como revulsivo, pero la mejoría tardaba en comparecer. Las noticias estaban lejos del parqué, en los despachos. Mientras el Palma comenzaba a rodar, la marcha de Aqua Mágica como patrocinador (tras la suspensión indefinida del proyecto de Ses Fontanelles) dejaba más en el aire todo. Balmón no renovaba, Kornegay y Jackson estaban en el punto de mira y el club manejaba ofertas para marcharse a otra ciudad y, además, el apoyo institucional se resistía, en especial el de Cort. Roe estaba en el mercado y con ello el proyecto en el aire. Con mal sabor de boca se cerraba un 2007 que deja demasiadas cosas en el aire.