Daniel Güiza protesta una acción durante un reciente partido. Foto: MONSERRAT

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Carlos Montes de Oca

Con la Copa del Rey en la cima de todos los titulares, llega un partido con olor a trampa. El Mallorca visita el campo del peor colista de la Liga de la última década en un duelo que ha permanecido toda la semana escondido bajo el manto mediático. La gesta del pasado miércoles en el Santiago Bernabéu y el primer asalto de los cuartos de final dentro de tres días en Getafe han ocultado la génesis de la segunda vuelta. Incluso la racha de seis jornadas sin ganar que acumula el grupo de Manzano (24 de noviembre, 1-2 en Sevilla) ha sido relegada a un segundo plano por la euforia copera que ha provocado la eliminación del Real Madrid. Aunque sea sólo durante noventa minutos, el Mallorca deberá centrarse en un envite que podría abocarle incluso a posiciones de descenso si no atrapa algún punto. (Ciudad de Valencia. 17.00 horas. PPV)

Al contrario de lo sucedido en las vísperas del encuentro frente al Real Madrid, que comenzó a jugarse un puñado de días antes, nadie se ha fijado en el choque frente al colista. El Levante, en pleno proceso de descomposición, examina la dualidad de un Mallorca exultante en la Copa y con el motor gripado en la Liga. A pesar de la mejoría experimentada con la llegada del nuevo año, el conjunto isleño persigue un triunfo necesario para volver a reengancharse en el torneo de la regularidad. Capaz de ganar los tres partidos coperos que ha disputado en este mes (dos al Real Madrid en los últimos siete días), cayó frente al Barça y finiquitó el primer acto en Zaragoza con un empate. En ambas citas mereció algo más.

Catorce puntos y siete puestos separan a dos grupos que abren la segunda vuelta con objetivos opuestos. El Levante persigue un imposible, um milagro (ya está a trece puntos de la supervivencia) para mantener su plaza entre la nobleza. El Mallorca, en cambio, quiere seguir soñando con la Copa sin que aparezcan nubarrones en su horizonte liguero.

Ha dado el carpetazo a la primera parte del curso en su peor posición (13º) y más cerca que nunca del descenso. Por si fuera poco, no gana un partido del campeonato de la regularidad desde aquel triunfo en Sevilla, que a su vez truncó una racha de cuatro partidos sin celebrar el triunfo. Es decir, apenas ha celebrado una victoria ¡en las 11 últimas jornadas!...