Prácticamente sin fuelle, con medio equipo tocado y con la sensación de estar irremediablemente derrotado, el equipo vasco encontró un segundo aliento y, apoyado en chavales como el debutante Aitor Ramos, Garmendia o Llorente, le hizo pasar al Barça un cuarto de hora sonrojante.
La primera gran ocasión del partido fue para el Athletic. Después de una apertura a la banda izquierda hacia David López, centró atrás, al borde del área y la pelota le quedó franca a Aduriz, que, ante Valdés, remató alto.
Pudo ser el 1-0, pero, lo que son las cosas muchas veces en el fútbol, lo que llegó rápido fue el 0-1. Aranzubia logró llegar a un llegada por el centro del área de Messi, pero su despeje le cayó a Xabi, que abrió a Bojan para que, llegando por la derecha, batiese al meta riojano con un tiro cruzado. Demasiado castigo para un Athletic bastante aseado y demasiado premio para un Barça de una sola velocidad.
Pudo dejar las cosas imposibles para los locales el Barcelona con un remate de Puyol en el primer palo a centro de Sylvinho en el minuto 65, pero, como ocurriera en la primera mitad, lo que puso ser una cosa fue otra muy diferente.
Es decir, del posible 0-2 se pasó al 1-1. Garmendia peleó un balón, se lo llevó por la derecha y centró sobre el área. Allí, en el primer palo, Llorente se adelantó a la acción de los rivales y puso el empate.
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