TW
0
Fernando Fernández Cuando se habla del Palma Arena, la imagen que aparece en escena es la del velódromo y pabellón multiusos. Pero la primera fase de un proyecto llamado a crear una zona deportiva de referencia a nivel balear y estatal ha quedado estancado tras el elevado sobrecoste de la obra gruesa y la deuda generada por un recinto cuyo coste, a falta de concretar la interminable nómina de gastos pendientes, superará los cien millones de euros sin apenas problemas. Muy lejos de los 46'4 iniciales previstos por el Consorcio que gestionó la construcción del recinto, con lo que se superan los límites fijados por la legislación vigente, que alcanzan el veinte por ciento. Al contrario, la deuda con la UTE encargada de la construcción del velódromo (Fomento de Construcciones y Contratas-Melchor Mascaró) es, según fuentes contrastadas del propio Govern, cercana a los 49 millones de euros.

Para hacer efectivo el presupuesto inicial, los citados 46'4 millones, el Consorcio tuvo que hacer efectiva la solicitud de un préstamo, optando por la oferta formulada por el Banco Bilbao Vizcaya Argentaria (BBVA) y ratificada por la Junta Rectora del Consorcio el 15 de junio de 2006.

El crédito en cuestión, avalado por Vicepresidència del Govern, y cuyos derechos fueron traspasados a la Fundació Illesport por mediación del presidente de su Patronato, Jaume Matas, y si no se aprueba un plan de amortización, será satisfecho íntegramente en 2026, con lo que se generarían unos intereses de 29.880.067'36 euros, que dispararían el coste de la operación hasta los 76.280.067'30 euros, cifras que harían más astronómico el coste de la elevada operación.

Con esta cantidad, la intención no era otra que la de llevar a buen puerto el proyecto inicial, redactado y dirigido por Ralph Schurmann. Éste comprendía, según el informe de situación de obra y valoración económica del Palma Arena, un complejo deportivo formado por un edificio principal cubierto, que albergará la pista, con capacidad para 4.200 espectadores, un párking con 350 plazas, una pista de atletismo con graderío para mil espectadores, con una pista de rugby en el centro, y un pista de hockey hierba. Más adelante, se tenía en mente construir pistas de tenis y pádel, piscinas y otros recintos que hicieran del Palma Arena algo más que un simple velódromo o pabellón multiusos.

Pero el devenir de los acontecimientos, la acumulación en los retrasos y la elevación del coste de la obra provocaron un giro radical que fue más allá de cambios en la dirección técnica. El proyecto también sufrió notables variaciones, concentrando toda la actividad en el recinto que debía albergar el Campeonato del Mundo de ciclismo en pista y el Eurobásket.

Y la principal afectada fue la instalación exterior, una pista de atletismo que no se ha construído, con lo que no se suple la existente anteriormente en el polideportivo de Sant Ferran. El campo de rugby y de hockey hierba, y por descontado la grada, no se han llevado a cargo, pese a que la partida destinada a ella se ha ejecutado y gastado en su totalidad.

No en vano, de los 46'4 millones solicitados, el Consorcio ha dispuesto de 45.772.271'3 utilizados para cubrir los honorarios de la dirección de obra, pagar los certificados de obra (obra gruesa, cubierta...), o los diferentes recibos de consumo eléctrico llegados a sus oficinas. Estas cantidades han generado unos intereses totales que alcanzan los 955.917'80 euros, que elevan el total a la cifra de 46.678.189, un sobrecoste (0'2 millones) justificado en la subida de los tipos de interés entre julio de 2.006 y 2.007.

Pero no sólo la no realización del proyecto ha generado polémica, ya que para poder despejar el terreno en vistas a llevarlo a cabo, se solicitó a la Direcció Insular de Carreteres del Consell el derribo de unas instalaciones ubicadas en Sant Ferran y que impedían la construcción de la pista y la grada. Gonzalo Aguiar, responsable del departamento, confirmó la intención de pedir la restitución la nave de talleres y recambios, o que se les facilite una alternativa, uniéndose así una nueva deuda, ésta de tipo inmobiliario.