El delantero del Real Mallorca, Güiza, intenta controlar el esférico ante la presión del galo Abidal. Foto: JULIO MUÑOZ

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España 1

Francia 0

ESPAÑA: Casillas, Sergio Ramos, Albiol, Marchena, Capdevila; Albelda; Xavi, Iniesta, Cesc, Riera; Torres.

Cambios: Güiza por Torres, Àngel por Sergio Ramos, Pablo por Marchena, Villa por Riera, Xabi Alonso por Albelda y Juanito por Àngel.

FRANCIA: Coupet; Sagnol, Thuram, Gallas, Abidal; L. Diarra, Toulalan, Vieira, Malouda; Anelka y Henry.

Cambios: Escudé por Thuram, Benzema por Anelka y Ben Arfa por Vieira.

Àrbitro: Tony Asumaa (Finlandia). Enseñó tarjeta amarilla a Vieira, Guiza y Àngel.

Goles:

1-0, minuto 79, Capdevila.

Jenaro LlorenteMÀLAGA

La selección española obtuvo un triunfo pírrico ante Francia, subcampeona del mundo, en un encuentro que posiblemente no ejercerá de calmante para la crisis generada por las manifestaciones de Luis Aragonés en la víspera.

España afrontó el duelo atrapada en la enésima tempestad, la que ha desatado el técnico con su deseo hecho público de ser destituido si se confirma que la Federación está en marcha para el nombramiento de su recambio antes de la Eurocopa.

Las declaraciones del entrenador eclipsaron la razón de ser del duelo ante los franceses, el primero del nuevo año, que pretendía ser una prueba de fuego para el sistema de toque con el que la selección se lanzó al estrellato en el último trimestre del pasado curso. Además, había que experimentarlo ante un enemigo de entidad, el verdugo de los hispanos en el Mundial de Alemania.

El partido se jugó bajo ese ambiente tenso, el que ha llenado de turbulencias las citas de la selección. Da igual que fuese amistoso. Con la selección no hay manera de lograr la tranquilidad necesaria para llegar con las mínimas garantías a la competición de Austria y Suiza.

Mal partido

En el terreno de juego no se vio un buen partido. El carácter no oficial del mismo se intuía y los dos conjuntos se desenvolvieron sin aspavientos. España, que perdió a Torres por lesión en el minuto 23, fue fiel a su estilo y tocó el balón con saña en la parcela ancha, pero le faltó profundidad en el último pase. En esa zona, los franceses no tuvieron complicaciones para desbaratar cualquier atisbo de peligro.

El grupo de Raymond Domenech mantiene la misma filosofía que le llevó a la final en Alemania. Es posible que técnicamente estén un escalón por debajo de los de Aragonés, pero son superiores en veteranía y condición física.

Sagnol, Thuram, Gallas y Abidal formaron un cuarteto defensivo infranqueable para España, que en toda la primera mitad sólo pudo disparar una vez a puerta en una falta directa al borde del área que salió rozando el poste izquierdo de Coupet (m.13).

Francia respondió poco después con una buena ocasión de Anelka, pero Casillas se lució ante su disparo enviando a saque de esquina.

En el segundo período mejoró algo en calidad y alternativas y resultó algo más movido. Aragonés aprovechó para realizar el carrusel de cambios que tenía previsto, excepto el de Bojan. El barcelonista se quedó con las ganas de debutar con España al sentirse indispuesto poco antes del comienzo y tendrá que esperar para ser el más joven en estrenarse con la selección.

Domenech también introdujo cambios, aunque sin variar el esquema. Francia siguió a lo suyo. Supo esperar con tranquilidad y se mostró mucho más incisivo en ataque, donde comenzó a crearle muchas dificultades a Casillas.

El partido ganó en intensidad en el último tercio. Se convirtió en un ida y vuelta con alternativas para los dos equipos. Incluso aparecieron las brusquedades y por algunos momentos pareció que había algo en juego.

Los últimos minutos se consumieron bajo ese síntoma hasta que llegó el gol de Capdevila, que resolvió a falta de diez minutos del final un barullo dentro del área. Francia pudo empatar por medio de Benzema, que lanzó al larguero, y después lo evitó una gran intervención de Iker Casillas, pero Güiza también estuvo muy cerca del 2-0.

España ofreció una buena cara en la segunda parte, pero el resultado no servirá de bálsamo para amortiguar una crisis que la Federación deberá resolver en breve si no quiere que el barco comience a hacer agua por todas partes.