No había licencia para fallar. La derrota de Almería bajó a la tierra a un Real Madrid que aumenta su dosis de sufrimiento ante equipos de perfil bajo. Era el momento de fulminar las sensaciones negativas. Las excusas no servían ante el Valladolid. Ni las numerosas bajas de Bernd Schuster valían tras el empate del Barcelona en Sevilla.
Pocas veces un equipo recibió un castigo tan grande después de 45 minutos de buen fútbol. El Valladolid saltó al Bernabéu con un planteamiento digno de un grande, elogiable para un Mendilibar al que le golpearán críticas por su valentía. Por arriesgar con una línea defensiva adelantada que fue golpeada con brutalidad en cada acción ofensiva madridista.
El equipo vallisoletano salió a por el partido, escondió el balón al Real Madrid, puso el buen fútbol y la movilidad de Sisi y Víctor le concedieron las primeras llegadas. Llorente y Capdevila se toparon con Casillas.
Las numerosas bajas de Schuster y el castigo a Higuaín por su tardío regreso de Los Àngeles tras jugar con Argentina, abrieron la puerta de la titularidad a Robben. Sus lesiones musculares le han frenado durante la temporada, pero el técnico alemán siempre le da una nueva oportunidad. La que esperan otros como Saviola y Soldado.
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