El jugador del Almería Carlos García ayuda a Jonás Gutiérrez a incorporarse durante una acción del encuentro de ayer. Foto: MONSERRAT
11/02/08 0:00
En funciones como la de ayer, sumar un punto debería estar prohibido. A los problemas habituales del Mallorca para establecer diálogos con el balón, sobre todo si Ibagaza se toma el día libre, se sumó una desgana, una falta de actitud incomprensible en un grupo de profesionales. Este nuevo ejercicio de impotencia futbolística empujó al conjunto de Manzano a sellar un lánguido empate sin goles ante un Almería ordenado, simplemente ordenado, que disfrutó de las ocasiones más claras.
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