De un tiempo a esta parte el Mallorca anda con una venda en los ojos acudiendo a un retahíla de excusas que le impide ver la más cruda realidad. La de ayer es la buena racha del Almería. Una más. De los últimos diez partidos sólo ha ganado uno y ante esto no hay explicación técnica lógica ni por parte de Manzano ni de ningún jugador. Pero la afición no es ni manipulable ni tonta y ayer empezó a dejarse escuchar desde la grada de Son Moix. Es lógico. Lo de ayer durante muchos minutos fue tan soporífero como infumable. Partidos como el disputado ante el Almería echan al espectador.
O este equipo se motiva de alguna forma especial, o la temporada pasará de ser larga a interminable. La opinión generalizada es que hay más equipo que lo visto sobre el campo durante estos últimos meses. Sin embargo, siguen pasando las jornadas y el Mallorca va de más a menos. El entrenador tiene parte de culpa, pero los jugadores no pueden terminar el partido y marcharse sin hacer una reflexión seria de lo que están haciendo sobre el campo, de lo que dejan de hacer y de lo que realmente pueden llegar a hacer.
Desde la victoria ante el Sevilla en el Pizjuán, el Mallorca ha disputado diez partidos más y sólo ha ganado uno, el que le enfrentó hace dos semanas al Atlético de Madrid. Los empates tienen un valor relativo en esta Liga y una de las pocas cosas que dijo Aragonés con mínima coherencia fue que un punto es casi como perder.
Dani Güiza atraviesa una racha negativa y nadie es capaz de cubrirles las espaldas. Pero echarle las culpas al andaluz es injusto. ¿Qué aporta Jonás ahora a este equipo? ¿y Arango? ¿Es bueno cambiar tantas veces de equipo y de jugadores? ¿a qué juega realmente el equipo y por qué objetivos? ¿por qué Trejo no se come el campo?, en definitiva, ¿a que se debe esta preocupante bajada de tensión?
La reacción debe surgir desde el propio vestuario y ayer se escucharon los primeros gritos. ¿Llegaron estos el campo? ¿pensarán los futbolistas en ello? ¿y el entrenador? Sería una verdadera decepción sufrir por no descender con una plantilla repleta de nombres ilustres y con fichas a la altura de su calidad futbolística, calidad que de un tiempo a esta parte está quedando en el olvido. La resaca copera todavía dura. La ilusión y motivación que se encontró en la competición del KO no se ha trasladado al campeonato regular. Ahora se ve desgana, como si el partido del domingo estuviera lejos en el orden de prioridades de los jugadores. El club ha hecho un esfuerzo para dotar a este plantel de futbolistas 'jugones' y otros con un perfil más 'peleón', pero el desierto por el que se mueve ahora el grupo indica que se anula el concepto de equipo, que se abusa del pelotazo, que se pierde el equilibrio. Es momento de dar ya un toque de atención.
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