Ramis, tendido sobre el césped; Navarro y los béticos Pavone y Edu, en un lance del partido disputado ayer en Palma. Foto: MONSERRAT
25/02/08 0:00
El Mallorca parece atrapado en el tiempo. Como si de una mala película se tratara, los de Manzano se despiertan una y otra vez en el mismo sitio, con la resaca de un empate martilleando su cabeza y un evidente sentimiento de culpa, el mismo que generan sus continuos y repetidos gazapos. Es verdad que lleva siete jornadas consecutivas recopilando puntos, pero también que continúa metido en el atasco y que su horizonte se estrecha peligrosamente. En otras palabras, el equipo es víctima de la rutina y empieza a oxidarse (1-1).
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