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Anunciaba el parte médico una mañana confusa, gris, desapacible, porque gran parte de la munición de Unicaja y ViveMenorca estaba en la enfermería. Y replicó el partido con intriga y la atractiva puesta en escena de Stefanov, cuyo talento alza un par de cuartas por encima de su físico. El estreno del base macedonio mezcló bien con la fuerza mental de Stojic y la solvencia de Shirley, notable ayer. Todo eso dio con un ViveMenorca fuerte, con carácter, que logró abatir a un Unicaja excesivamente lastrado como para dar respuesta a todos los obstáculos que le iba sembrando el encuentro. Así, cuando la cita se empinó, al grupo de Scariolo le pesaron las piernas y la mente se le llenó de plomo. A todo eso ayudó el infierno del Pavelló, que acabó por devorar a Unicaja.

De un choque tan escabroso como el de ayer el Menorca rescató la victoria, que no es poco botín. Lo hizo, en parte, porque casaron bien Marinovic y Stefanov cuando actuaron juntos. El serbio anda cómodo con alguien que lleva tantos galones colgados del hombro, porque eso le quita algunos focos de la cara. Se ha quitado parte de la presión como el que se sacude el polvo de la americana, y de eso se ha beneficiado el equipo de Casas. También del descaro de Guzmán, que clavó un triple galáctico justo cuando debía. No se ha arredrado el de Badalona por la llegada de Stefanov, y su discurso sigue siendo el mismo. Pero si alguien se jugaba los cuartos ante Unicaja era la nómina de interiores, y todos desfilaron contribuyendo en algo. Moss, sin ir más lejos, presentó actitud y rigor en defensa. Como Varda, que intimida lo necesario y que anotó todo lo que tiró al otro lado. O Shirley, que jugó uno de sus mejores partidos desde que llegó a Menorca.

Desactivados Haislip y Santiago, el Unicaja vivió de Jiménez en el inicio. Lo mismo se le veía en alguno de los flancos ejecutando un triple, que cargaba en el rebote de ataque. Eso dio con un Unicaja muy aseado de inicio (0-6) y con un Menorca muy atascado en ataque. Welsch había dejado fuera de servicio a Stojic y sólo la voluntad de Ivanov ayudó al grupo de Casas a ir ajustando la cita (11-11). El ViveMenorca seguía acusando problemas en la dirección y Casas decidió meter a Stefanov en la arena. Tiene un aspecto el macedonio de jubilado que va a echar la mañana jugando al dominó, pero su talento, a pesar de la edad, es notable. Su ascendencia sobre el equipo debe ir creciendo, pero de momento despachó el primer tramo con criterio (18-20, primer cuarto).

Su entrada y la de Shirley le permitieron al Menorca ir engordando, pese a que Gabriel era un cuchillo desde el perímetro y que N'Dong había aparecido (24-25).

El partido se convirtió en un eterno intercambio de golpes que trascendió más allá del descanso (41-39). Stojic replicaba cada iniciativa de Jiménez y el partido empezó a manejarse sobre el alambre. Las distancias eran ínfimas, imperaba el equilibrio y el encuentro se iba a rajar a favor del que más empujara. Y fue el Menorca, que enganchó un par de triples que le dispararon (67-59). La ristra de tiros libres del final acercaron a Unicaja, pero nunca le alcanzó para atrapar al ViveMenorca.