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Había mucha tensión acumulada. Demasiados empates. Un montón de partidos desperdiciados. De oportunidades perdidas. La palabra final ya recorría todas las tertulias. Todo hacía presagiar un partido repleto de coraje y nervios. Incluso el primer cuarto pintaba como siempre. De repente, en el minuto 17, Güiza le entregó un balón a Arango y prendió la mecha de la fiesta. Ese gol le permitió al Mallorca descargar toda su pegada, ridiculizar a su rival y sellar la mayor goleada de su historia en Primera. La espectacular victoria le concede al grupo de Manzano espantar el descenso, encadenar su novena jornada de imbatibilidad y alzar la vista.

El Mallorca ridiculizó a su rival a base de talento y pegada, una mezcla que permanecía oculta en algún cajón del vestuario isleño. Los pesos pesados de la creación ofrecieron su mejón versión. Todo el mundo quiso sumarse al manjar y disfrutar del néctar, de la esquisitez que sobre el mantel aportaron tipos que cocinaron su mejor plato. Como El Caño Ibagaza, que fabricó una acción maradoniana, de esas que sólo salen en la Play, en el 4-0. O Güiza. Peleado con el gol en casa -no marcaba aquí desde hacía más de cinco meses- aumentó su cuenta con dos goles más (ya suma 14) y mostró su perfil más generoso al entregarle dos a Arango y otro a Borja Valero. El madrileño también va para crack. Exquisito en sus diálogos con el balón, ayer mostró su llegada con sus dos primeros tantos en la nobleza. Y, por último, Arango, que rubricó el segundo hat-trick de su carrera.

Después de ese primer cuarto de tanteo, el Mallorca pasó sobre el Recreativo como una apisonadora, arrollándolo y convirtiendo a su portero en el jugador con más intervenciones del partido.

El tanto que abrió la lata y derrumbó al conjunto de Zambrano nació en Güiza. El jerezano encontró un socavón en la banda de Edu Moya -un desastre toda la tarde-, alzó la vista y le entregó el balón a Arango, que echó el lazo casi sobre la línea. Ahí murió el conjunto andaluz.

Cuatro minutos después del 1-0, el grupo balear golpeó de nuevo. Ibagaza botó de esquina, Nunes cabeceó y el balón estrelló en Güiza. El '14' tuvo tiempo para mirar, cambiarse de lado el balón, darse la vuelta y fusilar a la escuadra. Todo eso en área pequeña. Otro balón largo a la espalda de la defensa (¿?) del Decano...y el 3-0. Güiza recibió de Borja, mató el balón con el pecho y fusiló a Sorrentino.

A fuego lento, el Mallorca iba cocinando su mejor guiso. Una obra de arte. Ibagaza atrapó un balón escorado en la banda izquierda; hizo un caño; siguió con el cuero cosido en su bota y empezó a dejar rivales como bolos en el camino. Ya dentro del área, Ariel pisó el balón como un genio del fútbol sala para quebrar a un nuevo centra y decirle a Borja Valero, 'tóma chaval, mételo tú'. Los pañuelos afloraron en Son Moix e Ibagaza fue aupado a hombros. La hinchada había presenciado le mejor acción de la temporada. Ni siquiera el tanto del Recreativo -un córner mal defendido, un centro chut de Barber y un remate de Rubén- alteró la juerga.

Con los ojos todavía haciendo chiribitas, llegó el 'Quinto'. Un gol que resumió el estado de desquiciamiento rival. Güiza le da un balón a Borja, éste pica por encima del portero, entre Poli y Bouzón no despejan y el balón entra llorando. 5-1 y descanso. La segunda parte registró dos goles más de Arango (uno a placer gracias a Güiza y otro sin ángulo bajo las piernas de Bouzón) y un par de acciones de Tuni. Ayer, el éxtasis fue para el Mallorca y el tormento para el Recreativo.