La vida da muchas vueltas, una de ellas ha hecho que lo que parecía un imposible. Tras una salida marcada por una cadena de pésimos resultados y el cruce de declaraciones entre club y técnico, Eloy Doce regresa al banquillo del Palma dos años después. Mucho han cambiado las cosas, pero este tipo de situaciones no son nuevas para el preparador asturiano. Castigado por su peor dinámica del curso (cinco derrotas consecutivas), el equipo celeste precisaba un revulsivo y todas las miradas se orientaron hacia el banquillo. La destitución de Àngel Colino, avanzada por ha cargado la responsabilidad de la permanencia en un Doce que se mostró «sorprendido» por la llamada de la entidad que le introdujo en el baloncesto profesional, pero admitió que el interés mostrado por el club presidido por Guillem Alomar «me ilusiona, más tras una mala experiencia en Ourense (fue cesado hace unas semanas), y muestra que el aprecio que le tengo al Alcúdia (Palma) es recíproco, porque todavía conservo muy buenos amigos y tengo mi residencia instalada en la Isla. Eso no esconde que tuve una salida tumultuosa, pero eso se ha olvidado. Nunca sabes cuál es tu destino y me ha tocado volver para afrontar un reto trascendental para el porvenir del club».
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El futuro de Colino, con quien trabajó durante su etapa en LEB-2 (2004/05) y su primer ciclo en LEB (2005/06), seguirá vinculado al Palma, aunque todavía se desconoce su ubicación final. Su debut llegará ante l'Hospitalet (domingo, 12:30 horas), un equipo que en «siempre se nos ha dado mal, pero tenemos que creer plenamente en nuestras posibilidades. Todos nos jugamos mucho y por encima de todo está el club», asevera un Doce que ha seguido de cerca las evoluciones del grupo, asistiendo a partidos y entrenamientos. Su primera toma de contacto con el vestuario llegará esta mañana (10 horas) en el polideportivo Toni Pizà. «Espero que las segundas partes sean buenas en este caso», prosiguió.
Tras una experiencia como segundo en Tenerife y al frente de La Palma y Ourense, Doce vuelve a tomar el mando, igual que lo hiciera en 2005. Por entonces, el Alcúdia militaba en LEB-2 y el gijonés era segundo del destituído Fede Pozuelo. Con el vestuario revuelto, las series de ascenso a la vuelta de la esquina y la LEB como única meta, Doce revirtió la situación y metió al equipo en la categoría de plata tras eliminar al Pozuelo y el Burgos. Ahora, «hay que salvar la categoría que ganamos en su día. Eso pasa por sumar y cambiar de chip. A nivel táctico y físico, el equipo está bien trabajado y, aunque apenas tendremos dos entrenamientos, debemos recuperar el ánimo del grupo. Es una cuestión de cabeza, algo psicológico, el límite entre ganar y perder ha sido muy estrecho y eso duele cuando eres la parte perdedora».
La delicada situación, a ocho jornadas para el final del curso regular, unida a un calendario frenético, no asustan al técnico, quien tiene claro que «el reto es asumible, si no, no lo hubiera aceptado. Es una cuestión mental, repito, y creo que saldremos de esta. Dependemos de nosotros mismos, pero hay que sumar y rápido», advirtió Doce, quien destaca la profesionalidad de la plantilla -sólo Pep Pacreu sobrevive de su anterior presencia-, y deja ver que l'Hospitalet «empezó fuerte, pero parece haber perdido energía y ahora peca de inexperiencia (acumula tres derrotas seguidas), aunque los precedentes no son nada positivos».
Con Eloy Doce, el Palma apela al pasado para mantener las constantes vitales y volver a mirar de lejos a la zona de descenso, aunque le resta mucho trabajo al asturiano para intentar consumar la gesta y prolongar su historial en una entidad con la que ha logrado los ascensos a EBA y LEB, la categoría que a día de hoy se pretende salvar.
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