TW
0

Son Moix vivió ayer una gran noche de fútbol. Hubo mucha gente, en total 21.114 aficionados y un lleno absoluto también en el palco. Las 408 localidades se completaron entre autoridades, invitados y compromisos varios. Los presidentes de ambos clubes, Vicenç Grande y Ramón Calderon presidieron el partido. Por cierto, Calderón llegó acompañado con 19 directivos más. A este paso habrá que comprar otra Saeta. En primera línea se vio también a la presidenta del Consell, Francina Armengol, que llegó con tiempo. Mucho más justo lo hizo Ramon Socies, el delegado del Gobierno, que hizo su entrada al palco apenas cinco minutos antes del partido. Quien entró con el partido empezado fue Carles Manera, conseller d'Economia. Su compañero, Mateu Cañellas, conseller d'Esports vio el partido desde la tribuna, sin las correcciones del palco. Estuvo acompañado por Jordi Borrell, director de patrocinio de la Fundació Illesport. Los dos son mallorquinistas y viven los partidos con pasión. En la grada pasaron desapercibidos. Un histórico del periodismo como Gaspar Rosety, ahora director de comunicación del Madrid acompañó a Calderón. No hace muchos años Gaspar estaba dos pisos por encima del palco narrando como sólo él sabía hacerlo. Fue sin duda el mejor en su especialidad. También llegó con el choque iniciado Baldomero Oliver, nuevo regidor d'Esports del Ajuntament de Palma. Con más tiempo llegó Miquel Bestard, presidente de la Federació de Fútbol de les Illes Balears que sigue en su lucha con la Plataforma Fedearción de Todos. En la grada no cabía un alfiler. Había mucha gente y muchos de ellos con la entrada en la mano sin saber bien dónde ir y encomendándose a los acomodadores para salir del aprieto. El partido empezó caliente y a mediados de la primera parte los pañuelos se vieron en todos los rincones del campo por el gol anulado al Mallorca. Había muchos pañuelos blancos, pero pertenecían a los mallorquinistas. De hecho, había más 'rojos' que no blancos siguiendo con la tónica predominante de estas últimas temporadas. En partidos como el de ayer se observa que la pasión por el Mallorca no ha desaparecido.