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Francisco ÀvilaBARCELONA

Old Trafford marcará el éxito o el fracaso europeo de este Barca. Los azulgrana sufrieron en exceso en el primer tiempo, pero solventaron su pase a las semifinales tras repetir el 1-0 ante el Schalke 04 alemán, un equipo muy mejorado con respecto a la ida.

Un gol de Touré Yayá, en el minuto 43, fue excesivo premio para los azulgrana en el primer tiempo, un equipo que se repuso, sin alardes, en la segunda y no pasó apuros para clasificarse por décima vez para una semifinal de la máxima competición continental.

Los barcelonistas fueron un equipo ciclotímico. Sufrió en la primera parte, cuando el Schalke salió decidido a darle la vuelta a la eliminatoria y los azulgrana comprobaron que su actual momento de juego dista mucho del que fue. Después, el Barca se centró y no sufrió. Bojan e Iniesta fueron los mejores y el joven delantero puso en un aprieto a Rijkaard, cuando el técnico le sustituyó y el público protesto airadamente la decisión del holandés.

Vídeos de Muhammad Alí o de aquella final de la 'Champions' que el Liverpool le remontó al Milan fueron utilizados por Mirko Slomka para motivar a su equipo, pero en donde acertó fue en el planteamiento utilizado para poner en problemas a un temeroso Barça, que sufrió como nunca ante un equipo que perdió todas sus esencias.

Desnudado de sus esencias futbolísticas, el Barca fue un equipo depresivo, un manojo de nervios sin soluciones, al que sólo le quedaba cruzar los dedos, mientras comprobaba cómo los alemanes tenían hasta cuatro grandes oportunidades en los primeros 21 minutos, en un periodo de sobresaltos continuados en el Camp Nou.

Ataque

De perdidos al río, debió pensar Slomka, y su equipo fue a por el partido. Jugó con un ofensivo rombo en ataque, con el que ahogó a Xavi e Iniesta; la pareja de centrales de ayer (Thuram y Puyol) tampoco ayudaba a que el Barca construyera desde atrás. Así las cosas, las ocasiones fueron mayoritariamente ante Valdés, que sufrió en remates de Asamoah, Jones y especialmente de Kuranyi, en una de ellas a medio metro de la línea de gol y sin marcaje.

La presión de los alemanes dejó a los de Rijkaard sin argumentos. El Barca, sin el balón, no es nada y sus jugadores tuvieron que apretar los dientes y esperar que el chaparrón no le calara demasiado o que durara lo menos posible.

En todo el primer tiempo, sólo un par de buenas combinaciones ante Neuer. En la primera, Xavi recibió entre líneas un pase de Iniesta y el meta salvó (m.12), en la segunda, el Barca marcó, en una acción que nació por la derecha con Bojan y que culminó Touré Yayá.

Para ello tuvieron que pasar muchos minutos. En cuanto acabó la presión del Schalke, que duró más de media hora, los azulgrana respiraron, aunque sin fútbol, y aprovecharon la calidad de sus jugadores para sacar partido.

En una jugada de Bojan por la derecha, el joven delantero centró con efecto, despejó la defensa, el balón se envenenó, Krstajic salvó bajo palos y Touré Yayá remachó. Era el 1-0 en el minuto 43, un gol que debía dar tranquilidad al Barca. Al Schalke, no le influía: seguía a dos goles de la clasificación, pero los alemanes ya no se recuperaron del mazazo psicológico.

El descanso fue fundamental para los catalanes. El partido fue otro. Rijkaard ordenó a su equipo, el Schalke ya no creyó en sí mismo y los agobios acabaron.

El joven Krkic, desde la derecha, fue quien llevó el peso del ataque local, por eso cuando Rijkaard lo sustituyó, los pañuelos volvieron a aparecer en la grada, que coreó el nombre de Bojan y mostró algunos pañuelos de desaprobación. Sin problemas, el Barca ya mandó en el partido, en ocasiones y en fútbol, pudo resolver con más comodidad, pero no lo hizo y la nota negativa fue la tarjeta amarilla que vio Puyol, que se perderá la ida de la eliminatoria ante el Manchester United.

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