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Fernando Fernández La Renault Eurocup 2.0 y el equipo Epsilon Euskadi ya forman parte del pasado de Miquel Julià. El joven piloto mallorquín, campeón de las World Series de karting y una de las grandes promesas del automovilismo nacional, da un paso al frente en sus aspiraciones, y lo hace de la mano de una marca que es ya una leyenda. Julià tomará parte en el International GT Open (Campeonato de Europa GT), a los mandos de un Ferrari F430 del equipo privado Roger Racing, estructura oficial de la marca italiana en España y dominador del nacional la pasada campaña.

Tras no hallar el presupuesto necesario para seguir en fórmulas, después de brillar en los tests invernales, la oferta del equipo I-Quick (Circuit de la Comunitat Valenciana) parecía abrirle un nuevo panorama, pero las cosas se torcieron y surgió una inesperada oportunidad. Su fichaje ha sido fugaz, y el pasado jueves por la noche se cerraba en Barcelona. Julià contará con el apoyo de Illesport e Ibatur y lucirá en un lugar notable el logo de Illes Balears. Lo hará a partir del próximo fi de semana (18 a 20 de abril), cuando el mallorquín debute en el Internacional GT Open en el trazado italiano de Vallelunga, una pista que conoce bien. Spa, Magny Cours, Montmeló, Estoril e incluso la posibilidad de estrenar el circuito urbano de Valencia aguardan en el horizonte del deportista, que contará con material oficial de Ferrari y, aunque complica la vía de acceso a la Fórmula Uno, se toma el reto «con ilusión, porque han apostado por mí y estar en una marca y un equipo así es todo un orgullo», comentó Julià, que junto al Govern quiere presentar al equipo en la Isla.

En función de los resultados de la temporada, Julià podría incluso tener la oportunidad de competir en la Fórmula Nippon japonesa, una posibilidad «lejana a día de hoy», ya que el cambio a turismos lleva consigo un complejo proceso de adaptación.

La retransmisión de las carreras por Eurosport ayudará a dar a conocer más esta modalidad y el rendimiento de Julià en el equipo Roger Racing y al volante de un Ferrari oficial, un lujo al alcance de unos pocos privilegiados, aunque sea aparcando, por el momento, el sueño de la Fórmula Uno.