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Ahora que no hace falta mirar hacia abajo, el Mallorca quiere renovar su catálogo de ambiciones. El equipo de Manzano ha escondido el retrovisor para fijar la vista en el horizonte y empezará a apurar desde hoy sus opciones de cerrar la temporada acampado en suelo continental. Los rojillos, que a lo largo de las últimas trece jornadas sólo han besado la lona en una ocasión, concentrarán muchas de sus posibilidades en la visita de un Sevilla tan irregular como venenoso. Una derrota evaporaría el sueño, pero otra victoria abriría una puerta hacia un final de curso apasionante y cargado de condimentos (ONO Estadi, PPV, 17:00 horas).

Los últimos resultados han envuelto al Mallorca en la temperatura ideal. El grupo ha ido sacudiéndose poco a poco la presión que le suponía vivir junto a la zona de conflicto y tras apalabrar el objetivo central de la campaña, accede a las últimas curvas del torneo con la intención de ir un poco más allá. La UEFA es ahora el nuevo faro de referencia y aunque está todavía a siete puntos de distancia, va a pelear por ella hasta que se le agote el combustible.

Duro enemigo
Su primera parada en esta travesía alternativa le detendrá junto al Sevilla, precisamente el equipo que marca en estos momentos el corte europeo de la clasificación. Los andaluces, que han bajado una marcha con respecto a ejercicios anteriores, se encontrarán esta tarde con un Mallorca herido que aún guarda en la memoria lo sucedido hace ocho días frente al Madrid. Los jugadores isleños no están dispuestos a desperdiciar la ocasión que les brinda el calendario y se aliarán con la grada para comprimir la zona noble de la tabla y recordar en voz alta que tienen mucho que decir en esta última fase de la competición doméstica.

Manzano acude a la trinchera con bajas importantes. La más significativa de todas quizá sea la del Caño Ibagaza, que el jueves sufrió una sobrecarga muscular como consecuencia de un fuerte golpe que le mantendrá dos semanas fuera del campo. Además, la defensa más sólida de los últimos tiempos sigue agujereada y el técnico ha tenido que mirar hacia el banquillo para volver a compensarla. Sin Scaloni ni Ramis (el argentino sigue teniendo problemas en el muslo y el mallorquín padece un esguince de tobillo), el jienense continuará confiando en Héctor para llenar el hueco del lateral derecho y probablemente recurra a David Navarro para apuntalar el eje de la defensa. En esa dirección, su otra gran baza es Sergio Ballesteros, aunque éste parece algo más retrasado en la carrera por la titularidad. Un par de metros por delante, Basinas y Borja Valero dirigirán el motor del equipo con la colaboración por los flancos de Jonás y Varela, dejando para Güiza y Arango la misión de redondear el círculo en ataque. La mejor noticia de la convocatoria es sin duda la reaparición, cuatro meses después, del centrocampista uruguayo Gonzalo Castro. El Chori, una de las apuestas más importantes que ejecutó el club el pasado verano, será un fichaje de lujo en este denso epílogo de campaña.

El Sevilla también llegó ayer a Palma muy justo de efectivos, ya que Escudé, Adriano, Javi Navarro, Drago y Boulahrouz siguen en la enfermería y Enzo Maresca está sancionado. La formación que patronea Manolo Jiménez sueña con regresar a los puestos de Liga de Campeones y para conseguirlo apenas podrá cometer más errores. Son Moix abrazará una cita con aroma europeo. Conviene aprovecharla.