El piloto mallorquín Jorge Lorenzo celebra en el podio del Circuito de Estoril su primera victoria en el Campeonato del Mundo de MotoGP.

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Fernando Fernández

El síndrome compartimental que agarrotaba los brazos de Jorge Lorenzo ha pasado a la historia. Después de que las molestias sufridas por el líder del Mundial de MotoGP en Qatar y Jerez se repitieran de manera insistente en el Gran Premio de Portugal (que pese al dolor logró ganar), el piloto mallorquín viajó en la noche del domingo hasta Barcelona para realizar en la mañana de ayer unas últimas pruebas que certificaran la necesidad de pasar por el quirófano. El doctor Xavier Mir, jefe de la Unidad de Microcirugía y Cirugía de la Mano de USP Institut Universitari Dexeus confirmó el diagnóstico que reflejaba un síndrome compartimental en el antebrazo derecho que le provocaba pérdida de fuerza y tacto en aquella mano, mal que padecía desde hace años, pero que se agravó con su salto a la cilindradra reina. Por ello, a primera hora de la tarde de ayer, Mir (reconocido especialista en traumatología para los pilotos del Mundial de motociclismo), procedió a operar a Jorge en su antebrazo derecho, un proceso que consistió en la apertura de la aponeurosis antebraquial (el recubrimiento del músculo), con el fin de descomprimir la musculatura.

Lorenzo recibirá el alta a lo largo de la jornada hoy, poniendo fin a un proceso que se aceleró tras el Gran Premio de España, aunque las primeras exploraciones invitaron a aparcar provisionalmente el quirófano, optando por un tratamiento de choque con fisioterapia y masaje. El período de recuperación será breve (Melandri necesitó menos de una semana) y, de cara al Gran Premio de China (4 de marzo), el 48 podrá defender su posición de privilegio frente a Dani Pedrosa y Valentino Rossi.