TW
0

Es un día para las alharacas, para lanzar confeti. Viene el Madrid, un equipo con una hoja de servicios casi inmaculada. Arriba el líder, el actual campeón y un grupo que apenas ha sufrido cinco derrotas. De paso, se va a encontrar con un Menorca con las puertas de la permanencia abiertas de par en par, en pleno proceso de maduración de la salvación. Nunca antes a estas alturas el equipo de Casas había amontonado tanta felicidad, por lo que la cita de hoy (Pavelló Menorca, 12.30 horas, IB3) es como una fiesta. O debe serlo, porque la hinchada volverá a llenar Bintaufa y porque se cumplen los fastos del cincuentenario del ViveMenorca en casa en la ACB.

Todo eso debe dar con un encuentro superlativo, uno de esos duelos rodeado de focos por todos lados. Con el parquet plagado de estrellas y una grada entregada. Y es que el Menorca anda desde hace semanas perfilando su permanencia, algo que le ha concedido una tranquilidad relativa, porque todavía no la tiene sellada, y eso siempre produce urticaria. A falta de cuatro jornadas, nadie duda que el equipo de Casas atrapará la 13ª victoria, pero todos siguen mirando de reojo lo que hacen Estudiantes, Fuenlabrada, Grupo Capitol o Granada. Nadie se fía, porque los precedentes no invitan precisamente a la relajación. En una situación similar estaba el Etosa la pasada temporada y acabó dando con sus huesos en la LEB. Así que...

Casas vuelve a dejar a Marinovic en la tribuna y lo ha fiado todo al talento de Bazdaric y a la fuerza en el rebote de Ivanov. El técnico ha insistido durante la semana en mejorar el nivel competitivo del equipo. Tras perder ante Barça y Fuenlabrada, los menorquines tratan de cercenar esa ristra de resultados negativos con un triunfo de prestigio.