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El 29 de abril de 1998, España entera lloró con la desgracia del Real Mallorca. La suerte le dio la espalda en una de las finales de la Copa del Rey más dramáticas de la historia. Con sólo ocho jugadores de campo por las expulsiones de Mena y Romero, y Stankovic cojeando, el grupo dirigido por Héctor Raúl Cúper aguantó estoicamente el asedio del Barcelona en una prórroga épica. La actuación de Roa sostuvo al equipo hasta la tanda de penaltis. Stankovic tuvo el título en su bota izquierda, pero mandó el balón fuera y la Copa se alejó de la Isla. Mañana, otro 29 de abril, se cumplen 10 años de aquella gesta.

La cita de Mestalla encendió la mecha de una década prodigiosa. El Mallorca, que esa campaña 1997-98 había regresado a Primera División tras un lustro en Segunda, ha vivido desde entonces en la nobleza y ha inaugurado su palmarés con los títulos de la Copa del Rey (2003) y la Supercopa de España (1998).

En la Liga, el grupo bermellón se ganó con todo merecimiento la condición de equipo revelación. Pero fue en la Copa donde roció de épica su campaña. La lotería de los penaltis le privó de inaugurar su palmarés en la segunda final del torneo del K.O. que disputaba.

En su camino hasta la cita del 29-A en Mestalla, el bloque balear mantuvo una trayectoria firme, pero con marcadores apretados y, a veces, una dosis de fortuna.

Tras apear con facilidad al Sóller llegaron eliminatorias muy igualadas. Dejó en el camino a Las Palmas, Celta, Athletic de Bilbao y Alavés.
El Mallorca alcanzó la final que jugaría ante el Barcelona. Los de Cúper lo tuvieron todo en sus manos para ganar el primer título de su historia, pero la suerte que había tenido en otras rondas le fue esquiva en Valencia ante el conjunto de Van Gaal. Stankovic levantó el fondo norte del estadio, completamente teñido de rojo, con un gol a los seis minutos, tras una fenomenal acción individual de Gabriel Omar Amato. El Barça pasó a dominar, pero no creo demasiadas ocasiones hasta que un disparo de Rivaldo tropezó en Valerón y acabó en el fondo de la misma portería.

Ese gol inició el calvario porque Daudén Ibáñez expulsó a Oscar Mena (min. 80) y Enrique Romero (min. 92) antes del final de los noventa minutos reglamentarios. El jerezano no había visto ni siquiera una tarjeta amarilla en el campeonato de Liga, pero en la final vio el color rojo en el momento más inesperado. Después de una prórroga épica, Roa se convirtió en el héroe de la tanda de penaltis al detener los lanzamientos de Rivaldo, Celades y Figo y marcando un gol del Mallorca. Stankovic se encontró de repente con el título. El serbio, un consumado especialista, disparó fuera con media grada cantando gol por el efecto óptico.

El Barça, con un lanzamiento del mallorquinista Xavier Eskurza que detuvo el holandés Hesp, se llevó el título. El Mallorca fue proclamado como el campeón moral y su hazaña recorrió el mundo entero. Héctor Cúper dibujó un once formado por Carlos Roa, Olaizola, Marcelino, Iván Campo y Romero, Mena, Engonga, Valerón y Stankovic, con Ezquerro y Amato en ataque. Eskurza entró por Engonga, Paco Soler sustituyó a Ezquerro e Iván Rocha pisó el terreno de juego en lugar de Juan Carlos Valerón. Por el Barça jugaron Hesp, Ferrer (Roger), Bogarde, Nadal, Reiziger, Celades, Luis Enrique (Oscar), Giovanni, Figo, Anderson (Pizzi) y Rivaldo.