Por tanto, la Euroliga inscribirá el nombre de un clásico en la casilla reservada al campeón de la quincuagésima edición del torneo. Pero, además, será un nombre habitual porque tanto rusos como macabeos forman parte del grupo de equipos que marcan la pauta entre la élite de unos años a esta parte.
CSKA, Maccabi, el Panathinaikos griego -campeón saliente- y, sin concretarlo en títulos, el Tau Vitoria, han monopolizado la lucha por el cetro continental desde el cambio de siglo. Israelíes, griegos y rusos se han repartido cinco de los ocho títulos disputados.
Tres dan lustre a las vitrinas del Panathinaikos, otros tantos a las del Maccabi (uno de ellos corresponde a la Suproliga 2000, temporada en la que hubo dos entorchados europeos por la separación entre la Federación Internacional y la Unión de Ligas Europeas -ULEB-, que organizó la primera Euroliga, disputada por el Kinder Bolonia y el Tau en una eliminatoria al mejor de cinco encuentros que ganó la escuadra italiana).
El CSKA Moscú se apuntó el campeonato de Praga 2006 y, sólo en dos ocasiones durante este tiempo, en 2003 el Barcelona y en 2001 la ya mencionada del Kinder, el título ha recaído fuera del área de influencia de los tres grandes expresos de la actual canasta continental.
De todos ellos, los que mejor expediente histórico pueden presentar y los de mayor tradición -el Panathinaikos se consolidó como equipo puntero en Europa a partir de la década de los noventa-, son el CSKA y el Maccabi. Cinco Copas de Europa adornan a cada uno de los finalistas en la Final entre Cuatro de Madrid, que la próxima temporada será relevada por Berlín.
La formación dirigida por el italiano Ettore Messina acumula seis fases finales consecutivas. El Maccabi disputa la sexta fase final (contando la Suproliga) desde 2000. Los números, pues, cantan. En el caso del CSKA adquieren aún mayor prestancia si se tiene en cuenta que los ex soviéticos juegan la tercera final consecutiva en Madrid.
La asiduidad de los moscovitas a las Finales entre Cuatro no se ha visto, sin embargo, respaldada por un porcentaje de éxito tan alto como el demostrado por el Panathinaikos y por el propio Maccabi.
En cualquier caso, el reparto de campeonatos y subcampeonatos se circunscribe al círculo formado por estos tres equipos, que sólo han dejado escapar dos Euroligas en este arranque de milenio. La primera competición continental avanza en el tiempo con un coto de campeones muy cerrado. Equipos históricos de la competición, nombres de leyenda que esta temporada han sido convenientemente homenajeados por su contribución al torneo, han perdido el tren de la gloria.
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